El atacante alemán no logra dejar atrás las lesiones y se ha perdido muchos momentos importantes durante los últimos años por culpa de esta mala fortuna.
Llegado en 2012 al Borussia de Dortmund a cambio de 17 M€, Marco Reus ganaba el pasado 28 de mayo su primer título importante con la escuadra alemana. Parece mentira pero es así, ya que justo antes de su aterrizaje en el Signal Iduna Park ganaban los de Jürgen Klopp su última Bundesliga, y aunque en 2013 firmaran un gran ejercicio alcanzando la final de la Liga de Campeones, siempre se encontraron con el Bayern Múnich u otros rivales que les impedían llegar al éxito.
En estos cinco años el teutón ha sido una de las figuras de su club, y además un futbolista muy reconocido fuera de Alemania, con mucha calidad y bastantes pretendientes. Pero también un jugador con muy mala suerte, pues las lesiones le han privado de momentos importantes como estar en el Mundial de Brasil (que su selección ganó) o la Eurocopa de Francia.
Además ha pasado de ser la gran figura del Borussia de Dortmund y uno de los delanteros más pretendidos de Europa, a un futbolista del que apenas se habla como futurible de grandes clubes. De hecho este verano se lo pasará lesionado, tardará en arrancar la nueva campaña y, salvo sorpresa mayúscula, no protagonizará en este 2017 un traspaso millonario como se hablaba que podría hacer hace no mucho.
No obstante, no todo está perdido para él. Tras ganar la Copa de Alemania hace unos días y estrenarse con su club, tiene mucha carrera por delante. A sus 28 años se encuentra en plena madurez futbolística y por tanto su reto será ahora tratar de coger de nuevo continuidad y demostrar que es una figura de talla mundial, que podría haber tenido una carrera mucho más brillante de no ser por las lesiones.
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