Los azulgranas firmaron un gran encuentro ante los italianos, pero no pasaron del empate (1-1). Malcom y Mauro Icardi pusieron los goles en el tramo final de un partido vibrante, dominado por los culés pero con alternativas para ambas escuadras. Los catalanes están en octavos de final y acarician la primera plaza de forma matemática.
El FC Barcelona visitaba el Giuseppe Meazza esta noche, inmerso en una buena racha de resultados pero con serias dudas tras lo acontecido el sábado en Vallecas. En sus manos, sellar la clasificación matemática para octavos de final en casa de un Inter de Milán que buscaba no complicarse demasiado su pase a la siguiente ronda del torneo, y si era posible pelear por arrebatar a los catalanes la primera plaza del grupo. Porque ya desde que salieron las alineaciones supimos que Lionel Messi no jugaría, con lo que el partido se quedaba sin uno de sus grandes alicientes.
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No obstante, parece que el equipo se ha sabido sobreponer bien a la baja del argentino. De hecho estas ausencias están coincidiendo con el mejor momento de la temporada culé. Ha estirado su ventaja en la Liga y en Champions League muestra una gran imagen, aunque también es cierto que el Inter de Milán no le ha inquietado demasiado en estos dos partidos. Fundamentalmente porque los nerazzurri no han tenido la pelota, que siempre ha estado a merced del centro del campo de los de Ernesto Valverde. Hoy prometían una asfixiante presión alta como la de la Roma en abril, pero apenas ha durado un minuto. La presencia de Arthur Melo en el equipo es un seguro de vida ante este tipo de planteamientos. Pero si hay que destacar a alguien en la primera mitad es sin duda a Luis Suárez. Con su gran amigo ausente, el uruguayo ha asumido el mando en estas dos semanas y da un recital tras otro. Aunque tuvo mala suerte de cara a portería en el primer acto, lo demás lo hizo todo bien. Dio un auténtico recital de cómo moverse sin balón alternando su posición con Coutinho y Ousmane Dembélé, y empequeñeciendo a la zaga interista, especialmente a un Milan Skriniar que deberá mejorar mucho si quiere triunfar en alguno de los grandes que lo pretenden.
Del charrúa fueron las mejores ocasiones culés, y estuvo también en casi todas las jugadas de peligro que finalizaron otros compañeros. Porque el primer acto fue un auténtico monólogo culé, a la altura de la primera parte ante el Real Madrid o quizás mejor. Contadas fueron las ocasiones en las que los de Luciano Spalletti se asomaron a la portería de Marc-André Ter Stegen, y cuando lo hicieron se encontraron con una zaga sumamente concentrada. Como todo el equipo. Parece que la lección de Roma ha calado y, al menos por ahora, será complicado ver falta de tensión como la de Vallecas en partidos europeos esta temporada. De manera que el empate sin goles con el que se llegó al descanso no fue merecido para los catalanes. Pero faltaba rematar, ajusticiar al rival y aquí es donde la ausencia de Messi se hacía más evidente.
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Malcom se libera, Icardi pone orden
El empate sin duda alguna era mejor para el FC Barcelona y quizás por eso se esperaba más de los italianos en la reanudación. Pero los primeros minutos del segundo acto parecieron una prolongación del primero. El dominio del equipo español siguió pero en este caso más por ocasiones que por control del partido. De hecho por momentos el partido se convirtió en un auténtico ida y vuelta con sustos en ambas áreas. Aunque Samir Handanovic tuvo más trabajo al inicio, con intervenciones clave. Y Luis Suárez seguía negado de cara a portería fuera de casa en Champions League, donde no marca desde septiembre de 2015. De hecho, viendo las ocasiones marradas por el uruguayo uno empieza a pensar que tiene algún maleficio.
El caso es que el partido, como los nerazzurri se veían con opciones al no haber encajado, fue derivando en un encuentro abierto con oportunidades para todos. Tanto Luciano Spaletti como Ernesto Valverde quisieron anticiparse y fueron introduciendo los primeros cambios. Los italianos con Borja Valero para tener más control y los catalanes con Arturo Vidal para ganar en contundencia en el centro del campo. Aunque no fue hasta la entrada de Malcom cuando todo cambió. En su primera pelota el brasileño vio portería, y celebró un gol liberador para él con un llanto indisimulado. Estábamos en los últimos diez minutos de partido y el tanto que abría el marcador parecía la sentencia. Pero estábamos en Italia...
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— FC Barcelona (@FCBarcelona_es) 6 de noviembre de 2018
Como sucediera con el Tottenham en la primera jornada, el Inter sacó petróleo porque un par de jugadas después Mauro Icardi aprovechó un barullo en el área para empatar. Un gol en los instantes finales que dejaba el partido en un empate bastante más satisfactorio para los nerazzurri, pero que deja a los culés como primer equipo que está matemáticamente en octavos de final. Los azulgranas han acariciado esta noche sentenciar el primer puesto, que siguen conservando, pero lo han dejado escapar al final. Sin duda alguna han merecido la victoria por ocasiones (28 disparos) pero en Champions League no se puede perdonar. Quizás, al fin y al cabo, se echa en falta a Messi más de lo confesable...
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