Liga de Campeones | El FC Barcelona sigue con la pólvora mojada en Europa

Por Rafael Castro
6 min.
El FC Barcelona no ha podido ganar hoy en Lyon @Maxppp

Arrancaba el camino de verdad para el FC Barcelona en su búsqueda del trono europeo, y como hace diez años cuando de la mano de Pep Guardiola conquistó su primer triplete, la parada de la ida de octavos de final era la visita al Olympique de Lyon. El encuentro se ha saldado sin goles (0-0) con un equipo catalán dominador pero errático, que deberá resolver en la vuelta.

Todos los caminos del FC Barcelona desde el pasado mes de abril evocan a Roma. Allí donde el sueño de una nueva Orejona se convirtió en pesadilla, y que ha llevado a todos los estamentos del club a obsesionarse con este título casi como cuando no disponía de ninguno en sus vitrinas. Las tres consecutivas del Real Madrid pesan demasiado, y desde leyendas como Carles Puyol al primer capitán actual y leyenda del equipo, Lionel Messi (como dijo en su famoso discurso del Joan Gamper en agosto), nadie ha escondido que ganar la Champions League es esta temporada el objetivo prioritario. Un anhelo que, como ya sucediera hasta el gol de Koeman en Wembley, corría peligro de convertirse en obsesión. Así que, tras una primera fase brillante en un grupo complejo, hoy llegaba la primera prueba de fuego. Ya no hay puntos, no hay colchón ni segundas oportunidades. Los fallos te condenan, como bien saben los culés porque les viene pasando en las tres últimas temporadas. De hecho, hoy en las previas clásicas de la prensa muchas coincidían en el mismo dato: los azulgranas llevaban tres años sin ganar en eliminatorias fuera de casa (0-2 al Arsenal en los octavos de final de 2016), y con un balance más que preocupante de 13 goles en contra y 1 a favor. En estos duelos se han cimentado las tres eliminaciones consecutivas en octavos de final para los culés. A todo esto, debíamos añadir que el equipo de Ernesto Valverde no llegaba precisamente en su mejor momento, con tres empates y una victoria por la mínima en sus 4 últimos compromisos. Pero sobre todo dejando una imagen pobre, de equipo con pocos recursos para aspirar a ese deseado cetro continental.

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Enfrente, un Olympique de Lyon que ya fue rival culé en esta misma ronda en 2009, año del triplete de Pep Guardiola. En un nuevo y espectacular estadio que fue sede de la Eurocopa 2016 o de la pasada final de la Europa League, el combinado de Bruno Genesio se plantaba en este choque con la sensible baja de su hombre más peligroso. Nabil Fekir se mordía las uñas desde la grada por su sanción de la primera fase, y seguro que los catalanes agradecieron la ausencia. Porque,aunque la primera parte fue un claro dominio de los de Ernesto Valverde, que salieron presionando alto y robando muchos balones, al finalizar los 45 minutos de ese acto el combinado galo había dispuesto de varias ocasiones de peligro. Marc-André Ter Stegen firmaba en el 9’ una de las grandes paradas que nos dejará esta Liga de Campeones, y con ayuda del larguero desbarataba la ocasión más clara de los locales, que cada vez que llegaban al área culé daban mucha sensación de peligro. La buena noticia para el equipo español es que eran pocas. Porque los visitantes llevaron el peso del choque y gozaron también de muchas oportunidades. La falta de acierto de Ousmane Dembélé (el mejor del trío ofensivo) evitó que se estrenara el marcador, así como también la baja forma de Luis Suárez o la inspiración que todavía buscaba Messi. Eran durante los primeros veinte minutos ocasiones de gol en las que el disparo se iba alto, Anthony Lopes aparecía salvador, o se erraba el último pase por falta de tranquilidad. ¿La famosa ansiedad de los momentos decisivos? El caso es que el Olympique de Lyon estaba vivo y daba sustos.

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No concretaban los azulgranas y esto propició que acabaran perdiendo durante un tramo importante ese control del partido. Una circunstancia que dio alas a los franceses y propició que el partido derivara durante un buen tramo en un auténtico correcalles, intercambio de golpes precioso para el espectador neutral, pero que poco suele gustar a los entrenadores. También en ese tramo las oportunidades más claras fueron de los visitantes, sobre los que parece pesar un extraño maleficio en eliminatorias europeas fuera de casa. Merecieron más en ese primer acto pero también descuidaron mucho su retaguardia, especialmente por la falta de control del duelo que no supo ejercer un centro del campo donde Sergi Roberto demuestra ser más un parche que una solución, algo extraño al tratarse teóricamente de su posición nativa. Da la sensación de que se mueve mejor como lateral. Y precisamente presencia por bandas era lo que le faltaba al FC Barcelona, que se empeñaba en finalizar muchas jugadas por el centro o esperar esa inspiración divina de un Lionel Messi que hoy no parecía tenerla afinada.

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Más de lo mismo

La segunda parte discurrió prácticamente con el mismo guión, aunque con el Olympique de Lyon iniciando con mayor brío ese acto, apretando arriba a un FC Barcelona que físicamente parecía más cansado. Le costaba hacerse con el balón al cuadro culé, y fruto de ello llegó la mejor ocasión que fue de Memphis Depay. Pero en cuanto logró el equipo de Ernesto Valverde hacerse con el esférico, comenzó a acumular sus oportunidades. La conexión Messi - Jordi Alba comenzó a funcionar y fruto de ella llegaron las mejores ocasiones de los catalanes. Sin embargo los azulgranas exhibían su ya conocida y alarmante falta de puntería en Europa lejos del Camp Nou. Al menos en la última media hora del choque no se veía a Marc-André Ter Stegen. En ese momento el duelo había dejado de ser un intercambio de golpes para ser un monólogo azulgrana, que con robos rápidos limitaba a los franceses a esperar solamente rápidas transiciones.

Era el momento de que Ernesto Valverde tenía que mover ficha, y decidió quitar del campo en primer lugar a Ousmane Dembélé por Philippe Coutinho. Una decisión por un lado difícil de comprender porque el francés estaba siendo el mejor. Aunque, al permanecer ubicado en banda izquierda, su salida provocó que viéramos con mayor protagonismo a Alba en ataque, ya que Coutinho tiene más tendencia a caer al centro. El atasco que en la primera parte había en el medio fue desapareciendo y la escuadra catalana encontró mayor profundidad. Y fruto de ello las mejores ocasiones, que merecieron que los culés lograran irse al menos con un gol esta noche, algo que hubiera dejado la eliminatoria encauzada.

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Con este empate sin goles queda sin embargo abierta, aunque hoy se ha visto que los azulgranas son un equipo con más recursos que debería dominar el duelo de vuelta. Pero también sabemos que la Liga de Campeones no espera a nadie, y que cuando perdonas mucho lo terminas pagando. Hoy ha sido por falta de puntería y seguramente de frescura de parte de los visitantes, que hoy han dejado pasar una oportunidad de oro para encauzar su pase a los cuartos de final del torneo. Será el 13 de marzo cuando, tras este 0-0, el FC Barcelona tendrá que imponerse en casa, a priori con todo a favor. Sin embargo el Olympique de Lyon tendrá un plan más definido: esperar su oportunidad en alguna contra y con Nabil Fekir amenazante. Y la ventaja del valor doble de los goles fuera de casa. Todo abierto para un cuadro culé que se jugará toda la temporada en apenas unos días, y que sigue ampliando esa preocupante racha de partidos sin ganar fuera de casa en eliminatorias de Champions League. Ya son seis seguidos, ¿tendrán una séptima oportunidad este mismo año?

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