Grecia – Costa de Marfil, MVP: Samaras asciende al Olimpo

Si alguno de ustedes tiene la oportunidad de visitar Atenas y pasear por los populares barrios de Plaka y Monastiraki, a los pies de la Acrópolis, llenos de turistas y tiendas destinados a ellos, verá continuamente camisetas de fútbol colgadas en la entrada de muchos comercios. Junto a las de estrellas de primer nivel como Messi o Cristiano Ronaldo, destaca la de Georgios Samaras (tanto la del Celtic de Glasgow como la de la selección), la gran estrella de Grecia.

Este delantero de 29 años no ha jugado todavía en la primera división del campeonato heleno, ya que se fue muy joven a Holanda para después dar el salto al Reino Unido. Tras un breve periplo por el Manchester City terminó recalando en el citado equipo escocés, donde es todo un ídolo. Y es que este futbolista siempre lo da todo cuando entra en el terreno de juego, aunque no esté acertado de cara a portería.

Viene de una irregular temporada en la que ha marcado solamente 7 goles en 21 encuentros, pero Fernando Santos sabe lo que significa para su escuadra. Por eso es una de sus piezas clave. Hoy, mediada la primera parte, el espigado ariete no se encontraba a gusto porque apenas le llegaban balones, así que decidió dar un paso atrás y bajar al centro del campo en busca de más contacto con el balón y para permitir que su equipo juntara más las líneas.

Funcionó, y Grecia dio un paso adelante hasta arrinconar a Costa de Marfil, a la que presionaba muy arriba. Así llegó el error de Tioté, provocado por el propio Samaras, que vio desmarcado a su compañero Samaris y le sirvió el primer tanto. Después, en la segunda parte, sus compañeros lo buscaron constantemente con balones en largo que él casi siempre ganaba ante los fornidos defensores africanos. Al más puro estilo Diego Costa, Samaras lograba dar una salida a su equipo y propiciar los contrataques de sus compañeros, que aprovechaban la velocidad de Lazaros y Holebas para crear peligro.

Fue este último quien lo vio desmarcado en la frontal del área en el descuento, cuando Grecia estaba agonizando y buscaba un milagro. El desenlace ya se sabe: le hicieron penalti y él mismo se encargó de tomar la responsabilidad de transformarlo y ser el héroe de su país.