Suiza impone su calidad en tiempo de prolongación

El fútbol tiene estas cosas. Haris Seferovic, un futbolista que ha firmado una temporada mediocre con la Real Sociedad, resolvió un partido que apestaba a empate y que acabó cayendo del lado de Suiza en tiempo de prolongación. Y es que, tuvo que ser casi en el minuto 93 cuando el poderoso delantero, que apenas ha sumado dos tantos en Liga esta temporada, empujase a la red el gol que daba la victoria a los helvéticos.

Hasta entonces, pasaron realmente pocas cosas. Los 9.800 kilómetros que separan Suiza y Ecuador son también el fiel reflejo de la diferencia entre dos estilos de juego antagónicos. Los centroeuropeos han sucumbido al encanto del toque y la asociación y los sudamericanos se mantienen fieles al fútbol intenso y agresivo. Sobre el campo, tal choque de intenciones acaba reflejándose en un gran desbarajuste.

Ecuador golpea primero

Pese al más que aceptable arranque de los ecuatorianos, siempre dio la sensación que Suiza lo tenía todo controlado. Inler, Behrami y Shaqiri se entendían bien en la parcela ancha y Ricardo Rodríguez y Lichtsteiner subían por la banda con aparente facilidad. Parecía cuestión de tiempo que se produjera una conexión adecuada entre tanto talento y que el gol acabase cayendo de su lado...Pero no fue así.

Y si el guión no se cumplió fue porque Ecuador entregó el balón a Jefferson Montero. El extremo zurdo, de largo el mejor de su equipo, aprovechó las subidas de su par para entrar como un puñal por la banda y generar situaciones de peligro. En una de ellas (minuto 22), su internada acabó en falta, y el posterior envío de Ayoví fue cabeceado a la red por Enner Valencia ante la pasividad de la zaga suiza.

Tras el tanto, los de Reinaldo Rueda reforzaron su ideario: solidez defensiva, marcas agresivas y salidas a la contra. Suiza comenzó a remar contracorriente y se mostró incapaz de acertar con el último pase. Las pérdidas de balón se sucedían y a los de Ottmar Hitzfeld sólo les quedaba la opción de disparar desde lejos para buscar las cosquillas al inquietante Alex Domínguez. Demasiado poco para firmar las tablas.

Suiza reacciona tras el descanso

Tuvo que ser tras el descanso, de la forma menos esperada, cuando Suiza logró el empate. El recién entrado Mehmedi aprovechó un desajuste de la zaga ecuatoriana para cabecear a la red un córner botado desde la izquierda (minuto 48) y dar un respiro a un combinado al que comenzaba a apretarle el nudo de su impecable corbata.

El problema es que, tras el gol, los suizos creyeron que ya estaba todo hecho y que el segundo tanto caería por su propio peso, un error de bulto que estuvo cerca de dejarles con cara de tontos. Y es que, si hay algo que le sobra a Ecuador es casta y orgullo. Los americanos se liberaron momentáneamente de sus ataduras tácticas y dieron un paso al frente. Montero siguió insistiendo por su banda y hasta llegaron noticias de Antonio Valencia.

Con los ecuatorianos de nuevo en pie, el partido volvió a equilibrarse. El empate comenzó a olerse por todas las esquinas del Estadio Nacional de Brasilia, ya que los acercamientos de unos y otros no terminaban de generar verdadero peligro. Pero emergió entonces la figura de Ricardo Rodríguez. El carrilero zurdo, que no se había cansado de escalar su banda durante todo el choque, decidió echar una última carrera cuando ya todos firmaban las tablas. Su obstinación acabó en un centro medido que el bueno de Seferovic, que pasaba por allí, no tuvo más que remedio que empujar a la red. El realista será el héroe, pero si es justo deberá regalarle la medalla a su compañero. A Ecuador, por cierto, le quedó claro que sólo con pundonor y Montero es muy difícil triunfar en este torneo.

MVP: Ricardo Rodríguez, el lateral incansable

Cuando todos parecían conformarse, Ricardo Rodríguez volvió a trepar por la banda izquierda, alcanzó la línea de fondo y puso un balón medido a Haris Seferovic. El delantero de la Real Sociedad sólo tuvo que dirigir la pelota al fondo de la red para certificar una victoria con sabor a octavos.

Ésta será la acción que todos recuerden, pero durante el choque, el jugador del Wolfsburgo firmó decenas de carreras que además de generar peligro, sirvieron para mantener a raya a Luis Antonio Valencia. No es extraño que el Real Madrid le haya vigilado últimamente. Su atractiva mezcla de poderío físico, eficacia defensiva y notable golpeo de balón le convierten en un fichaje más que apetecible.

Así jugo Suiza:

Así jugó Ecuador: