Selección Española: Xabi Etxeita, el central que conocía su oficio

«Recibí la llamada con mucha ilusión. Este premio me llega con 27 años, creo que es un reconocimiento a un trabajo duro». En su primera rueda de prensa como integrante de la Selección Española, Xabi Etxeita expresó con claridad lo que supone la llamada de Vicente del Bosque. El zaguero es uno de esos currantes del fútbol, un jugador que no necesita llamar la atención para completar su trabajo con una profesionalidad máxima y que siempre se marcha del campo con la sensación del deber cumplido.

Forjado en la cantera del Athetic Club, el zornotzarra debutó con la primera plantilla durante la campaña 2008-2009. Tras sumar 14 partidos en aquel curso, su consolidación en el conjunto de Primera parecía un hecho, pero apenas unos meses después, y tras constatar que Joaquín Caparrós no terminaba de contar con él, el futbolista se marchó cedido al Cartagena durante el mercado invernal.

Su cesión llegó a parecer el principio del fin de su carrera como rojiblanco, y más si tenemos en cuenta que en el verano de 2010 el club vasco le permitió obtener la carta de libertad y fichar sin coste alguno por el Elche. Pero lejos de tomárselo como un adiós definitivo, el jugador aprovechó su estancia en el Martínez Valero para reivindicarse y demostrarle al conjunto vizcaíno que sí estaba capacitado para rendir al máximo nivel. Tres temporadas después y con más de 100 partidos a sus espaldas, la entidad vasca decidió repescarle. El futbolista abandonó el cuadro franjiverde tras dejar una profunda huella entre directivos y aficionados que, aún hoy, se alegran por sus éxitos profesionales.

El duro y largo regreso a casa

De nuevo en Bilbao, Etxeita se topó con una decisión inesperada. Aunque había solicitado su fichaje, Ernesto Valverde apenas le daba cancha. Las semanas pasaban y su casillero de minutos disputados seguía vacío. Hasta el 7 de abril de 2014, en plena recta final de la Liga, el jugador no logró debutar, por lo que al término del curso eran sólo 3 los choques que ilustraban su currículum.

Fue entonces, cuando el jugador tomó una decisión que marcó su carrera: declinar las múltiples propuestas que manejaba para seguir insistiendo en su deseo de triunfar en el Athletic. Al Txingurri aquella obstinación debió resultarle llamativa, ya que en la jornada 4 recurrió a sus servicios y desde entonces fue ampliando su confianza en él hasta convertirle en la indiscutible pareja de Aymeric Laporte (acumula 42 partidos desde entonces).

Además de por su evidente condición de luchador, Exteita destaca por ser uno de los pocos centrales del fútbol español que conoce bien su oficio. Defiende con seriedad, sin complicarse la vida con florituras. Es duro cuando se necesita y elegante cuando la ocasión lo permite. Se maneja bien por alto y no tiene miedo a salir con el balón jugado. Basta con seguirle de cerca durante un partido para entender su increíble fiabilidad, ésa que desprecian aquellos que se empeñan en ver a cualquier defensa comportándose como un centrocampista creativo, ésa que, por fortuna, no ha pasado desapercibida para Del Bosque.