Europa League | El Espanyol se impone en Bulgaria al ralentí

Por Rafael Castro
4 min.
Campuzano marcaba el primer gol del partido @Maxppp

El cuadro perico visitaba al líder de su grupo, el Ludogorets, con el objetivo de asaltar esa primera plaza del grupo para encarrilar su pase a octavos de final y olvidar por ahora su mala racha en Liga, y ha logrado una importante victoria en un partido con poca historia.

Ludogorets 0-1 Espanyol

Todavía en puestos de descenso en la Liga, el Espanyol tiene esta temporada en Europa un bálsamo que a Gallego no le sirvió para salvar el puesto. Ya con el cambio en el banquillo consumado, Pablo Machín quería alargar la buena racha de los catalanes en esta competición donde sumaban 4 puntos hasta hoy y de paso encauzar el pase a los octavos de final en este primer duelo ante el Ludogorets de los dos que se afrontarán en este final de octubre. Un partido complicado sin duda el que se presentaba hoy para la escuadra catalana, la cual aprovechaba para hacer algunas rotaciones en el once inicial. Entre las novedades estaban Sébastien Corchia y Dídac Vila en los laterales, además del canterano Campuzano en la delantera como principal referente ofensivo.

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Y precisamente era este último quien abría el marcador en el 12’, tras unos primeros minutos de intercambio entre ambos clubes. Después de anotar ante el CSKA de Moscú, el joven delantero aprovechaba de nuevo su oportunidad, que en este caso llegaba por medio de un error de la defensa rival por una falta de entendimiento. Definía el jugador perico con astucia y una gran maniobra técnica con el exterior, que bien hubiera firmado el mismísimo Raúl Tamudo por su astucia. Un escenario por tanto de partido ideal para los de Machín, que se colocaban con ventaja y se asentaban bien en el campo con el 3-4-3 que planteaba su entrenador. La idea de mantener junto a su equipo le salía a la perfección, aunque poco a poco fue perdiendo control de la pelota y las ocasiones de los búlgaros comenzaron a aparecer, aunque sin acierto.

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Wanderson y Marcelinho llevaron principalmente ese peso ofensivo de los blanquiazules, pero no lograron concretar sus oportunidades. No fueron excesivas, no hablamos de un torrente de juego arrollador, pero sí de un dominio inquietante que por otro lado cabe esperar del campeón búlgaro jugando en casa. Mientras tanto los catalanes se dedicaban a esperar su oportunidad, agazapados, en busca de una sentencia que pudiera llegar por medio de Melendo o Wu Lei, jugadores desequilibrantes que siempre generan peligro. Entre esto y muchos minutos de juego intrascendente en el centro del campo, se alcanzó un descanso que el Espanyol agradecía más para asentar ideas y refrescar su plan con vistas al segundo acto, tras un primero de ritmo bajo y ocasiones a cuentagotas.

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Ritmo bajo

Con la escuadra española amasando su renta mínima y, evidentemente, con un ojo en la Liga donde las cosas no han comenzado bien y necesitan los puntos. Por eso Pablo Machín quería aprovechar para ir dando minutos a titulares como Vargas o Marc Roca, que fueron entrando en esta segunda parte mientras el Ludogorets inquietaba mucho menos que en la primera. Si en ese anterior acto los búlgaros dominaron más la pelota, pasaron buena parte de la segunda mitad trazando pases inocuos y con un juego de posesión sin verticalidad que era incapaz de enchufar a sus aficionados. El Espanyol se sentía cómodo en ese escenario, creando además más peligro con sus transiciones y buscando ese segundo gol que rematara el partido. Pero sin arriesgar en defensa y también, como decíamos antes, pendientes del siguiente compromiso en Liga, algo que ya se vio desde la alineación.

A todo esto ayudaba además el ritmo excesivamente bajo en el que se jugaba el partido, con el cuadro perico que apenas pasaba apuros. Para muestra una ocasión de Tchibota en el 79' que se marchaba lejos por el mal disparo del delantero local. A ese citado ritmo de juego se sumaba además todo un recital de imprecisiones de ambos conjuntos en los pases, que no permitía ver jugadas de peligro en ningún área. Además en el bando visitantecabe destacar el buen hacer de Bernardo Espinosa en el eje de esa zaga de tres centrales, comandando bien todas las operaciones defensivas y abortando cualquier opción de peligro que llegara, minimizando las ocasiones búlgaras. A los locales les faltaba además su mejor goleador, Keseru, cuya ausencia provocó que el equipo de Stanislav Genchev tuviera por tanto mucho menos colmillo en el día de hoy.

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Sin embargo, aunque el partido era bastante soporífero, el marcador tan ajustado siempre da emoción. Y especialmente si en los instantes finales el equipo que va ganando, en este caso el Espanyol, se quedaba con un jugador menos tras la expulsión de Javi López. El capitán veía dos amarillas en pocos minutos y con estas absurdas acciones dejaba a los suyos con uno menos, factor que el Ludogorets debía aprovechar para volcarse ante el área rival en busca del empate. Una acción aislada, un rebote, un balón parado... cualquier maniobra podría llevar al empate. Pero el buen hacer del club catalán en defensa, unido a la falta de profundidad de los búlgaros, dejó bien amarrado el triunfo para los de Pablo Machín, que logra su primera victoria tras su llegada al banquillo, y que no solamente dará tranquilidad al club hasta el fin de semana sino que deja a los catalanes con 7 puntos, líderes de su grupo a falta de tres jornadas.

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