Rayo Vallecano: La muerte de los valientes

Por Iván Vargas
4 min.
El Rayo Vallecano vuelve a Segunda División @Maxppp

El conjunto rojiblanco pone fin a un exitoso periplo en Primera División que no se ha sabido aprovechar desde el punto de vista institucional.

Eran las 21:17 de ayer cuando el Rayo Vallecano puso fin a un periplo de cinco temporadas en Primera División. Pese a la victoria frente al Levante (3-1), los tres puntos logrados por el Sporting de Gijón ante el Villarreal (2-0) mandaban a los vallecanos a Segunda División junto a un Getafe al que pudo la situación y pese a depender de si mismo cayó ante el Real Betis en Sevilla (2-1). Sin embargo, el conjunto de la Avenida de la Albufera ya había dicho adiós mucho antes. Tal vez fuera después de un mercado de fichajes poco acertado tanto en verano (Cisse, Zhang, Dorado, Luis Fariña son clara muestra) como en invierno (Piti, Iturra, Ozbiliz) o con la lesión de un Toño al que se ha extrañado más de la cuenta bajo los palos. Quizá fuera el gol de Ricca en la Rosaleda cuando los tres puntos viajaban a Vallecas desde Málaga o ese mal control de Embarba cuando encaraba a Keylor Navas con 2-0 en el marcador frente al Real Madrid. Pero lo cierto es que el Rayo Vallecano vuelve a una división de plata a la que dijo adiós en verano de 2011 de la mano de José Ramón Sandoval.

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El Rayo de Jémez. El de la posesión. El del gusto por el balón jugado. El valiente. El de los 73 goles en contra, dice adiós a la máxima categoría después de su etapa más exitosa. Sin embargo, el club no ha sabido aprovechar el viento a favor de este lustro en la mejor liga del mundo. Con una afición ejemplar muy por encima del resto de estamentos del club y de la que debería tomar ejemplo la plantilla, la directiva ha ninguneado al que es principal activo del club hasta que se ha visto con el agua al cuello y con la sombra del descenso planeando. Los seguidores han puesto todo de su parte y después de desplazarse masivamente a San Sebastián para volver con la decepción de ver un equipo sin vida (2-1) llenaban ayer el estadio de Vallecas para despedirse de Primera División junto a los suyos.

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Lenta agonía con final previsible

Porque, ¿para qué engañarnos? La gran mayoría de los seguidores sabían que el descenso era una realidad ya cuando subían por la Avenida de la Albufera en dirección al estadio. Quedaba el milagro. En los bares de la zona se invocaba al Tamudazo. Sin embargo aunque las matemáticas dejaban un resquicio a la ilusión, los pinchazos de Getafe y Sporting de Gijón se antojaban tremendamente complicados, sobre todo a la vista de los últimos resultados de ambos. Sin embargo, el estadio de Vallecas que hace unos días celebraba su 40 cumpleaños se llenó como en las grandes ocasiones.

No es el momento de buscar culpables, y no cabe duda que de no haber sufrido una notable plaga de lesiones que ha incluido a citado Toño, Patrick Ebert, Rat o Jozabed la historia podría haber sido bien distinta. Pero estas hipótesis no alteran el resultado final. Se antoja necesaria una absoluta revolución. La hipoteca con algunos jugadores se extiende hasta 2017 y habrá que llegar a un acuerdo para evitarse unas fichas demasiado elevadas para Segunda División y un nivel que no llega ni para jugar en esa categoría. Pocos son los que se salvan de una temporada para el olvido.

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Quinto conjunto con más posesión de nuestro fútbol (53,8 %), la apuesta por el balón no ha sido todo lo lucrativa que hubiera cabido esperar. Significativo es el caso de los datos fuera de Vallecas, donde pese a contar con el esférico (tercero en este aspecto con 53,6 %) el equipo de Paco Jémez tan solo ha vencido en un encuentro sumando diez puntos. Destaca también que es el Rayo Vallecano el tercer conjunto que más dispara a puerta (más de 12 veces por encuentro) sumando 52 tantos que le han convertido en el quinto máximo goleador de la categoría. Sin embargo, los 73 goles en contra (segundo equipo más goleado del campeonato) han sido una losa imposible de levantar.

Abandona el Rayo Vallecano la primera categoría de nuestro fútbol dejando un poso de ocasión perdida. Ocasión de asentar un proyecto. Ocasión de establecer unas bases sobre las que dar forma al futuro. Con una afición muy por encima del equipo, no cabe duda que lo mejor del Rayo Vallecano se encuentra más allá. Se trata de unos seguidores que si hacen suya la máxima de “valentía, coraje y nobleza” que reza el himno. Es, sin duda alguna, una afición que no merecía un viaje de regreso como el que se vivió desde Anoeta pero que continuará fiel a su equipo. En Primera, en Segunda o en Segunda B. Que tomen ejemplo desde otros estamentos.

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