Athletic Club | Iker Muniain agota su crédito

Por Juan C. Navarro
2 min.
Iker Muniain vive un momento muy delicado @Maxppp

Ocho temporadas después de aparecer en el primer equipo, el navarro Iker Muniain sigue sin alcanzar el nivel esperado. Aunque en este tiempo ha dejado algunos destellos de su calidad, lo cierto es que su rendimiento ha venido marcado por una preocupante irregularidad y falta de consistencia que amenaza con convertirse en endémica.

«Hay gente que me da por terminado». Esta misma semana, durante una entrevista concedida a la Cadena COPE, Iker Muniain (23 años) se hacía eco de una sensación que se palpa cada vez que el futbolista salta al terreno de juego. El navarro pide la pelota, dribla y se asocia, pero sus acciones apenas tienen influencia en el juego. Tan sólo de vez en cuando, sus conducciones por la frontal del área acaban en una falta o en un disparo de media distancia, demasiado poco para un jugador cuyo estatus salarial se encuentra por encima del de la inmensa mayoría de sus compañeros.

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Evidentemente, no hay que culpar al punta por su habilidad negociadora. El Athletic Club, un conjunto que se mueve en un mercado muy reducido y que basa su subsistencia en la permanencia de sus mejores hombres, siempre ha conservado la esperanza de que ese jugador que deslumbraba en las categorías inferiores y al que muchos llegaron a comparar con el mismísimo Leo Messi diese un definitivo paso al frente, y no ha dudado en blindarle con un contrato que dificulta su salida e implica el pago de una elevada nómina.

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El disponer de ese estatus de estrella sin haber ido quemando etapas en el campo es una de las razones que explican el estancamiento del delantero. Igualmente, el hecho de que tanto la grada como la prensa le hayan protegido más de la cuenta en ocasiones puntuales o la sensación de que, en determinados momentos, no existía un recambio de garantías, han jugado finalmente en contra de un futbolista que ha terminado por acomodarse.

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Aunque al echar un vistazo a sus estadísticas pueden rescatarse algunos cursos interesantes -en especial los dos en los que Marcelo Bielsa estuvo al frente del banquillo (acumuló 101 partidos oficiales y 11 goles) y el primero tras el regreso de Ernesto Valverde (39, 9)-, lo cierto es que su incidencia en el juego, que nunca llegó a ser tan extraordinaria como esas cifras, ha sufrido un importante descenso en los últimos tiempos. Una lesión en 2015, que le mantuvo varios meses en el dique seco, agudizó un proceso que ha desembocado en apenas quince partidos de Liga como titular desde que arrancó el año 2016 (apenas 2 goles).

Por si fuera poco, este verano, el jugador se vio salpicado por el ya conocido caso Torbe, un asunto que ha contribuido a mermar aún más su crédito y que ha dado pie a un creciente murmullo en una grada de San Mamés que ya no perdona con tanta facilidad sus errores y que empieza a creer que el Muniain que todo el mundo pronosticaba no llegará nunca a su cita con la historia del club. ¿Será el jugador capaz de darle la vuelta a esta situación?

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