Aunque solo cuenta con 22 años, el meta vitoriano Unai Simón ha logrado ya consolidarse como el principal defensor de una de las porterías con más peso del fútbol nacional, la del Athletic Club. Las actuaciones del arquero en estas últimas jornadas han resultado claves para que los vascos vuelven a colocarse entre los primeros lugares de la tabla.
Este último domingo, el Athletic Club derrotó por 1-2 a Osasuna en un choque que además de para romper la increíble racha de los navarros como locales (31 partidos seguidos sin perder en su feudo) sirvió para consolidar al cuadro vasco en la zona alta de la tabla (quinto lugar). En el desarrollo del partido jugó un papel determinante la buena predisposición mostrada por los vizcaínos, la eficacia de sus atacantes y, en especial, la sensacional actuación de Unai Simón (22 años). El vitoriano firmó varias paradas de mérito y mantuvo a raya a una combinado pamplonica que no dejó de asediar su meta durante todo el encuentro.
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Su brillante papel en El Sadar viene simplemente a certificar que el cancerbero se encuentra en un sensacional estado de forma. Aunque es cierto que en el choque ante el Real Valladolid, disputado el pasado 20 de octubre, el alavés cometió un error de bulto que propició el empate de los pucelanos, su rendimiento en el resto de partidos ha rozado siempre el sobresaliente. Por eso, no es de extrañar que, a día de hoy, el arquero mantenga una media de apenas 0,62 goles encajados por partido (Jan Oblak, aunque ha disputado un encuentro más, alcanza el 0,64).
En los 13 partidos que suma este curso, Simón ha destacado por sus excelentes reflejos, su habilidad para solventar las situaciones de uno contra uno y su sensacional capacidad para cubrir los espacios, una cualidad que se hizo muy patente en el choque ante el Villarreal, en el que llegó a despejar con el rostro un disparo a bocajarro de Gerard Moreno. Eso sí, el meta aún debe mejorar en otras facetas del juego en las que no se ha mostrado tan seguro, como es el caso de los disparos de media distancia o el golpeo de balón con los pies.
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La consolidación del vitoriano como primer portero del Athletic Club ha sido fruto de un proceso sin duda curioso. En el verano de 2018, el portero llegó a ser cedido al Elche, pero la directiva, tras constatar que uno de sus arqueros, el navarro Alex Remiro, no tenía intención de renovar su contrato, decidió revocar el préstamo y situar a Simón como segundo portero de la primera plantilla. Por si fuera poco, el teórico titular, Iago Herrerín, cayó lesionado en pretemporada, y el joven arquero se vio en la obligación de formar parte de los onces iniciales en los primeros partidos de Liga del curso 2018-2019. Es decir, en cuestión de semanas, pasó de ser cedido a debutar como titular en San Mamés (ante el Leganés).
Aunque su rendimiento en aquellos choques fue más que aceptable, el por entonces técnico rojiblanco, el argentino Eduardo Berizzo, apeló a las jerarquías y le envió de nuevo al banquillo tras la recuperación de Herrerín. Tampoco su sucesor en el cargo, el vasco Gaizka Garitano, varió ese planteamiento con posterioridad, por lo que Simón alcanzó el final de la campaña como el clásico suplente que solo cobra protagonismo en los partidos de Copa del Rey. Afortunadamente para él, la actual temporada ha dibujado un escenario completamente distinto. Garitano ha apostado por sus servicios desde el primer minuto y el arquero le ha devuelto la confianza con un rendimiento que invita a pensar en que, tras la dolorosa marcha de Kepa Arrizabalaga, el Athletic Club ha encontrado ya un arquero que pueda garantizar la salud de su portería durante un largo periodo de tiempo.
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