Athletic de Bilbao, entre el sueño y la cruda realidad

Por Juan C. Navarro
3 min.
Athletic Club @Maxppp

El equipo que tan brillantemente se había colado en la fase de grupos de la Champions League acumula ya cuatro derrotas en el torneo liguero. El Athletic de Bilbao se enfrenta a una temporada que empezó como un sueño y puede acabar en pesadilla.

El fútbol hace tiempo que dejó de ser para los románticos. Sin plantillas largas y competitivas no se puede sobrevivir en tres competiciones. Para poder asomar la cabeza es necesario invertir grandes cantidades de dinero y apostar por jugadores ambiciosos. El Athletic de Bilbao ni puede hacer lo primero ni tiene de lo segundo. Los vascos, por su envidiable filosofía, no están capacitados para dar golpes sobre la mesa durante el mercado y observan, con suma impotencia, como sus futbolistas más destacados y hambrientos abandonan cada año San Mamés en busca de nuevos retos.

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Tras dos meses de competición, el cuadro vizcaíno se debate entre ese sueño llamado Champions League y la cruda realidad que representa la Liga española. Los rojiblancos se colaron de forma brillante en la fase de grupos de la máxima competición europea al eliminar al Nápoles, pero tal vez con la sensación de que ya estaba todo hecho, se desinflaron acto seguido y se dejaron absorber por una peligrosa dinámica que amenaza con lastrarles durante lo que resta de curso.

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Pero más allá de estas primeras generalidades, el deprimente balance del Athletic en el arranque de Liga (1 victoria y 4 derrotas) tiene que ver con otros aspectos relacionados puramente con el juego:

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  • La incapacidad para encontrar un recambio adecuado para Ánder Herrera. El ahora jugador del Manchester United aportaba visión de juego, último pase, gol y hasta un más que elogiable sacrificio defensivo. Beñat ha naufragado como sustituto y su único partido decente, ante el Rayo Vallecano, lo ha firmado jugando en su posición natural, la de mediocentro.

  • La excesiva dependencia de Aritz Aduriz. Si el guipuzcoano no marca, el Athletic se encalla. Si a esta circunstancia sumamos la escasa confianza que Ernesto Valverde tiene en sus posibles recambios (Borja Viguera, Gaizka Toquero o Kike Sola) la realidad es tan triste como los cuatro partidos en los que los bilbaínos no han visto puerta.

  • La falta de precisión de sus mediocentros. Ni Ander Iturraspe ni Mikel Rico han logrado mantener el nivel exhibido en cursos pasados. El primero vuelve a ser presa de la falta tensión, la que lastró su arranque en el primer equipo y la que le lleva a perder balones innecesarios en la zona media. El segundo, ha caído de nuevo en el pecado de conducir demasiado el balón, una práctica que ralentiza el ataque y provoca numerosas pérdidas.

  • La escasa profundidad de sus jugadores de banda. Ni Markel Susaeta ni Iker Muniain son capaces de desbordar como en tiempos no demasiado lejanos. Se esfuerzan en labores defensivas, pero aportan muy poco al ataque. Sin la chispa que aportan ambos, al Athletic se le funden los plomos.

  • La lentitud defensiva y la falta de contundencia. La que parecía consistente dupla conformada por Carlos Gurpegui y Aymeric Laporte se ha acomodado hasta tal punto que cualquier balón a su espalda es sinónimo de gol en contra. Los laterales tampoco ayudan, y los balones que vuelan de una banda otra terminan convirtiéndose en ocasión.

Aunque aún hay tiempo para reaccionar y completar una temporada notable, el Athletic ya sabe que tendrá que sudar tinta para lograrlo. Al final, laLiga y hasta la Copa del Rey deben estar por encima de la Champions, un sueño que, como les ocurrió a otros equipos con anterioridad, puede acabar en pesadilla

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