Ante el Celta de Vigo, en el último comrpomiso liguero, David Villa volvió a dar muestras de su olfato goleador. Aunque muchos le daban ya por descartado, el Guaje se resiste a quedarse fuera de la carrera por el Mundial.
David Villa no se rinde. Aunque Vicente del Bosque no le incluyó en la última convocatoria de la Selección Española, el Guaje aún sigue soñando con formar parte de los 23 jugadores que acudan al Mundial de Brasil el próximo verano.
El pasado sábado, apenas tres días después del choque que había medido a la Roja con el combinado italiano, el delantero saltó al césped de Balaídos convencido de que sus opciones mundialistas pasaban por acertar con la portería rival. La tarea no resultó sencilla, pero al término del choque ante el Celta de Vigo, las estadísticas hablaban por sí solas: el Atlético de Madrid había ganado por 0-2 gracias a dos tantos del ariete asturiano.
No es que Villa firmase su mejor partido como rojiblanco, pero su actuación sí que sirvió para demostrar que su olfato de goleador sigue siendo una garantía. Puede que su físico esté lejos del nivel que muestran Álvaro Negredo, Diego Costa o Fernando Llorente, pero su capacidad para aparecer en el lugar preciso en el momento idóneo continúa intacta.
Eso sí, para poder convencer a Del Bosque, el exjugador del FC Barcelona tendrá que acumular méritos en partidos de mayor calado. El problema es que, en los último choques de máxima exigencia (ante AC Milan o Real Madrid), Diego Simeone le ha dejado en el banquillo y ha apostado por Raúl García como acompañante de Costa. Y sin esos minutos de calidad, su presencia en el torneo mundial se antoja más que complicada.
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