Celta de Vigo | El dulce hogar de Iago Aspas

Hay jugadores que parecen hechos para un solo equipo, futbolistas que cuando abandonan su entorno vital pierden su magia y quedan reducidos a una sombra de lo que fueron. El de Iago Aspas es un buen ejemplo. El delantero emigró al Liverpool en el verano de 2013 con la firme intención de refrendar el excelente nivel que había mostrado hasta entonces en el Celta de Vigo, pero su rendimiento nunca estuvo a la altura de lo esperado (acumuló apenas 2 goles en sus 16 partidos oficiales con los reds).

Un año más tarde, y justo cuando comenzaba a sentir sobre su cabeza la presión de la siempre irónica prensa de las islas, el atacante recibió una ilusionante propuesta del Sevilla, conjunto que le ofrecía la oportunidad de regresar, durante al menos un año, a la Liga española. Aunque no puede decirse que el Moaña recuperase su versión más excelsa (25 encuentros, 10 goles), ese curso sirvió para evitar su definitiva caída y propiciar, de algún modo, su definitivo retorno al equipo del que, visto lo visto, nunca debió salir.

Ya con el celeste dominando nuevamente su figura y el aliento de Balaídos impulsando sus carreras, el punta ha ido poco a poco recuperando la confianza perdida. De repente, ese ariete timorato que apenas lograba ver puerta en la Prermier League y que no lograba consolidarse como titular en Sevilla volvía a ser ese atacante combativo y eficaz que enamoraba a la parroquia viguesa.

En su primer año de esta segunda época, Aspas ya sumó 18 dianas en 40 partidos, y este curso, pese a un arranque complicado, ya acumula 11 en 17. De ellas, 9 corresponden al torneo de Liga, una cifra que, además de para dar muchos puntos a su equipo, le ha situado como el máximo goleador nacional y le ha permitido codearse con arietes de la talla de Leo Messi, Cristiano Ronaldo o Luis Suarez. Hogar, dulce hogar...