FC Barcelona: Sergio Busquets, la estrella invisible

Lejos queda ya aquel partido del mes de septiembre de 2008 en El Molinón. ElFC Barcelona venía de perder en Numancia y empatar en casa ante el Racing de Santander en Liga. El proyecto de Pep Guardiola nacía cuestionado y el cuadro culé venía de dos años duros que terminaron con la estrepitosa salida de Ronaldinho y Deco y el famoso pasillo en el Santiago Bernabéu.

Pues lejos de amedrentarse, el entrenador catalán decidió sacar ese día a un tal Sergio Busquets como mediocentro defensivo titular. El apellido era conocido en Can Barça pero seguro que a muchos no les traía un buen recuerdo porque las actuaciones de su padre en la portería no fueron precisamente acertadas cuando tuvo que jugar a mediados de la década de los 90. Pero Sergio sorprendió a todos por su excelente partido, que supuso el inicio de una racha triunfal para los azulgranas.

Un seguro de vida para sus técnicos

Esa campaña fue suplente de Yaya Touré pero jugó bastantes minutos y se vio beneficiado de las lesiones y bajas sufridas por algunos miembros de la plantilla, que obligaron al preparador a colocar al marfileño como central en duelos decisivos como las finales de Copa del Rey o Liga de Campeones en ese 2009. Pasó en unos meses de jugar en Tercera a hacerlo en ese inolvidable partido de Roma. Y lo más asombroso, con la misma tranquilidad de siempre.

Después Busquets adelantaría al propio Touré la temporada siguiente, que acabaría saliendo en 2010 rumbo al Manchester City. Y también convenció a un Vicente Del Bosque que lo defendió a capa y espada en el Mundial de Sudáfrica tras la derrota frente a Suiza en el duelo inaugural. Después el tiempo le daría la razón porque una de las claves de ese éxito de la Roja fue su dupla con Xabi Alonso, la cual permitió a nuestro combinado nacional dominar el balón y conceder pocas ocasiones, una de las claves del éxito.

El resto es ya historia, puesto que forma parte del mejor conjunto azulgrana de la historia, ya que en estos siete años ha sido un habitual en las alineaciones y en los éxitos logrados por su escuadra. Un jugador inteligente, que sabe dónde presionar y como colocarse en cada jugada, que siempre da seguridad a sus compañeros, que saca el balón con criterio, que aporta su físico para soportar sobre sus espaldas el juego de ataque y toque de la entidad catalana.

El futbolista soñado para cualquier entrenador, que es su prolongación en el terreno de juego y todo un seguro de vida para cualquier planteamiento que haga desde la banda el preparador de turno. Un mediocentro que rara vez baja su nivel y al que podemos contar sus fallos graves con apenas una mano.

Lejos de los focos

No tiene en cambio esa imagen mediática de muchos de sus compañeros, seguramente por su rol en el campo, y esto se ve reflejado en los premios. Aunque ha sido nominado en las últimas horas para el FIFA FIFPro World XI, no lo vimos por ejemplo en la lista de 23 para el Balón de Oro o en el mejor once de la UEFA que se publicaba esta semana.

Su trabajo es el de ser el escudero de las estrellas, su garantía para que estas puedan rendir al mejor nivel. Pero se ha ganado el cariño de la grada del Camp Nou, es uno de los capitanes en el club de su vida y ya es historia viva del barcelonismo, que pase lo que pase lo recordará siempre como una de sus leyendas.