Girona, un modesto que sueña con Europa

Por Juan C. Navarro
2 min.
Girona @Maxppp

En 9 años, el Girona ha pasado de militar en Segunda B a medirse sin complejos a los grandes de la Liga española y a soñar con una plaza en competiciones europeas. El trabajo de una secretaría técnica que ha mantenido los pies en el suelo y la excelente labor de su técnico, Pablo Máchin, han resultado decisivos en su crecimiento.

El pasado verano, tras 87 años de larga travesía por las categorías más modestos del fútbol nacional, el Girona lograba el ansiado ascenso a Primera División. De esta forma, el combinado catalán conseguía dejar atrás una irregular trayectoria salpicada por un descenso administrativo a Regional (temporada 1981-1982), un complicado regreso a la Segunda División (no ocurrió hasta el curso 2007-2008) y un par de ascensos frustrados a Primera que invitaban a pensar en que ese premio nunca llegaría.

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Aunque en su primer curso en la máxima categoría, la mayoría de debutantes se dedica a sobrevivir, lo cierto es que el combinado gerundense acaba de superar el ecuador de la temporada en una situación casi idílica. Tras pasar por encima del Athletic Club en su último choque (2-0), los catalanes ocupan el noveno puesto de la tabla con 31 puntos. Es decir, a día de hoy, aventajan en 14 puntos al antepenúltimo clasificado, el que marca el descenso, y se encuentran a apenas dos de la sexta posición, la que da derecho a disputar la Europa League el curso que viene.

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Detrás del éxito que viene cosechando la entidad se esconde, sin duda, el excelente trabajo de su técnico Pablo Machín. El preparador soriano, de 42 años, desembarcó en Montilivi en la temporada 2013-2014 y desde entonces ha ido desarrollando una idea de juego solvente, eficaz y en muchas ocasiones brillante que ha terminado por calar hondo en una escuadra que tiene muy claro cómo debe moverse en todas y cada unas de las situaciones que propone un partido.

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Igualmente, en este momento tan ilusionante que vive la entidad ha jugado un papel decisivo el trabajo de la secretaría técnica. Su líder, Quique Cárcel, no se volvió loco tras el ascenso y apostó por mantener a las piezas clave (Juanpe, Jonas Ramalho, Aday Benítez, Pere Pons, Alex Granell o Portu), por sacar un gran partido a su excelente relación con el Manchester City (gracias a su acuerdo de colaboración han aterrizado Pablo Maffeo, Aleix García o Douglas Luiz) y por reclutar jugadores tan contrastados como Gorka Iraizoz, Bernardo Espinosa, Marc Muniesa o Christian Stuani.

Aunque aún resta la parte decisiva del curso y es factible que otros equipos con mayor presupuesto y tradición en la máxima categoría realicen un sprint de última hora que complique su sueño europeo, queda claro que el equipo rojiblanco ya ha logrado su máximo objetivo: generar una ilusión desbordante que ayude a asentar el proyecto en la ciudad y a garantizar su permanencia en Primera durante muchos años.

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