Ante el Basilea, en el primer compromiso de Champions League del Real Madrid, el canterano Nacho demostró que siempre se puede contar con él y que no hace falta llamar mucho la atención para ser un gran futbolista.
Escasamente mediático, pero tremendamente efectivo. Así podría calificarse a Nacho (24 años). El canterano apenas hace ruido dentro de un vestuario acostumbrado al glamour y al alboroto, pero cada vez que comparece sobre el terreno de juego cumple con el papel encomendado y evidencia que su talento y determinación están tan a la altura del Real Madrid como los de otros compañeros con más nombre.
Su presencia en el once inicial que debutó en Champions League durante la presente temporada no es, por tanto, una casualidad. Con Dani Carvajal lesionado, Carlo Ancelotti decidió confiar en el madrileño en detrimento de Álvaro Arbeloa y por lo visto durante los 90 minutos su decisión no pudo ser más acertada. El zaguero demostró una notable capacidad para correr la banda sin descuidadr sus labores defensivas y de un centro suyo, desviado a su propia puerta por Suchy, surgió el primer gol que abrió la lata ante el Basilea.
Pero el ya internacional español (debutó en septiembre de 2013) no sólo destaca como carrilero diestro (ha jugado 5 veces en esa posición, según As). Desde que accedió a la primera plantilla blanca ha sido ubicado también como lateral zurdo (3 veces) y central (12), posición ésta en la que se siente más cómodo y en la que jugaba cuando militaba en el Real Madrid Castilla dirigido por Alberto Toril.
Observando su rendimiento, su actitud y su compromiso no es extraño que el pasado mes de julio la directiva blanca decidiese ampliar su compromiso hasta la lejanísima temporada 2020-2021. Además, Nacho es, a día de hoy, el casi clavo ardiendo al que pueden agarrarse los canteranos merengues para confiar en que su esfuerzo por alcanzar la primera plantilla puede obtener, en algún momento, la recompensa.
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