Real Madrid | El reiterado problema del lateral zurdo

«Hacemos muchos errores. Tuvimos muchas pérdidas de balón, algo que no suele ser un problema y hoy sí. Y los tuvimos en momentos importantes». «Hemos perdido muchos balones fáciles. Hay que analizar en profundidad». Aunque no mencionó nombre alguno ni quiso poner el foco en ninguno de sus futbolistas, Zinedine Zidane dejó claro al término del choque ante el Celta de Vigo que está seriamente preocupado por las, en muchas ocasiones, incomprensibles pérdidas de balón que sufre su equipo.

Ante el cuadro gallego, el error más grave en ese sentido lo cometió el brasileño Marcelo, futbolista que se empeño en hacer una ruleta cuando la acción pedía un golpeo contundente. Su absurdo fallo derivó en una rápida internada de Daniel Wass por su banda que Maxi Gómez acabó cabeceando al fondo de la red para sellar el 2-2 definitivo. «He hecho varias ruletas, varias cosas buenas, pero no salgo diciendo que hago cosas buenas. El fútbol es así, cuando lo haces bien te ponen arriba y cuando lo haces mal, al revés. Pero soy hombre y doy la cara», reconoció el canarinho al término del choque.

Con esta maniobra tan desafortunada, el carrilero ponía el punto y final a una actuación más bien pobre y volvía a despertar los viejos fantasmas que rodean su carrera profesional desde que aterrizó en el cuadro de Chamartín. Y es que, por razones que aún se desconocen, prácticamente cada curso, el brasileño entra en una fase de desconexión que repercute en el rendimiento defensivo de un equipo que no destaca precisamente por su contundencia. «Me resulta un poco feo decir. Cuando estoy bien no lo digo y cuando estoy mal no lo digo. Lo dejo para vosotros. Lo que quiero es correr, ayudar a mi equipo a salir de esta situación. El problema no es si estoy bien o mal, el problema es que hay que salir de esta situación», añadió el futbolista.

El pasado verano, consciente de que no podía permitirse este lujo, la directiva blanca reclutó a Theo Hernández con el objetivo de meter presión a Marcelo y estimular su competitividad. A priori, la apuesta parecía ganadora, ya que el galo venía de completar una sensacional campaña con el Deportivo Alavés, pero lo cierto es que con el paso de las semanas ha quedado claro que su nivel aún está lejos de lo que se debe exigir a un jugador del Real Madrid. Por eso, un año más, el lateral zurdo vuelve a ser un problema.