Es uno de los equipos que mejor fútbol desarrolla, pero gran parte del éxito del Celta de Vigo en el arranque de curso reside en Sergio Álvarez, arquero que se ha topado con la titularidad tras más de dos cursos de espera.
«Sergio Álvarez, el héroe de Balaidos», «Sergio, estrella de Galicia» o «Sergio Álvarez desata la fiesta en Balaidos». Esos son algunos de los múltiples titulares que hoy dedica la prensa deportiva española al arquero Sergio Álvarez. El meta detuvo un penalti a Haris Medunjanin cuando el partido agonizaba y garantizó la victoria del Celta de Vigo (2-1) en el siempre intenso derbi gallego ante el Deportivo de La Coruña.
«Sufrimos mucho pero lo importante de los derbis es ganarlos. Siempre estudio a los tiradores de los otros equipos. Sabía que contra el Real Madrid lo había tirado al otro lado y tuve la fortuna de elegir el lado correcto. Fue mi primer derbi como titular. Desde pequeño soñé con jugar estos partidos. Estoy contento por los puntos que está consiguiendo el equipo y por las buenas sensaciones que ofrecemos, pero tenemos que pensar ya en el próximo partido», reconoció el portero al término del choque.
Pero su actuación ante el vecino y eterno rival sólo puede ser calificada como una más. El cancerbero está firmando un soberbio arranque de temporada y sus intervenciones en choques precedentes (especialmente relevantes ante el Atlético de Madrid) han resultado determinantes para que los goles de Nolito, Joaquín Larrivey o Fabián Orellana hayan servido para mantener a su equipo invicto y en la lucha por convertirse en la gran revelación de la temporada.
Los elogios hacia su figura son el justo premio a la constancia. Forjado en la cantera viguesa, el de Vilagarcía de Arousa logró debutar con la primera plantilla en la temporada 2010-2011, pero desde entonces casi siempre ha tenido que vivir a la sombra de grandes porteros como Javi Varas o Yoel. Este verano, tras la marcha de este último al Valencia, el cuadro celeste decidió no fichar a otro portero y dar definitivamente la alternativa a su ya casi eterno suplente.
Aunque la oportunidad de consagrarse en Primera le ha llegado más tarde que a otros jugadores (cumplió 28 años en agosto), Álvarez ya ha dado evidentes muestras de que está a la altura de las circunstancias y de que, como dice esa vieja máxima, nunca es tarde para soñar.
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