El joven centrocampista se ha convertido en el nuevo símbolo de un cuadro che que quiere construir sus próximos proyectos a su alrededor.
Está siendo una temporada para olvidar en el Valencia, un histórico de la Liga española que está muy lejos de su hábitat natural. El cuadro che transita ahora mismo en una zona de nadie, entre el descenso y los puestos europeos, lleno de incógnitas para la siguiente temporada.
Mientras se suceden los nombres de candidatos al banquillo del combinado de Mestalla, de posibles fichajes y ventas, hay un jugador en el equipo que simboliza perfectamente las esperanzas de los aficionados. Se trata de Carlos Soler, que a sus 20 años parece haberse hecho con un hueco en el equipo.
Titular indiscutible en los 5 últimos partidos de Liga, el joven acumula 16 apariciones esta campaña, con 2 goles anotados. Y ya ha dejado muchos destellos de su gran calidad técnica, su visión de juego, su capacidad de sacrificio y sobre todo de que está dispuesto a dar el máximo para ayudar a su escuadra, en la que se ha formado.
Es ahora mismo el gran diamante del club, uno de los cimientos sobre el que se van a construir los próximos proyectos del conjunto de la capital del Turia. El gran muestrario de clase que dio en el Camp Nou hace unos días es sin duda un gran motivo de esperanza para sus seguidores.
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