Ronaldinho, de la cumbre al olvido en una década

Por Rafael Castro
4 min.
Ronaldinho salió aplaudido del Santiago Bernabéu en 2005 @Maxppp

Hace hoy diez años que el Santiago Bernabéu aplaudió a un jugador del FC Barcelona, Ronaldinho, la última estrella culé en conseguirlo.

Seguro que la imagen la han vuelto a ver ustedes hoy en diferentes medios. Aquel padre e hijo puestos en pie después de que Ronaldinho marcara el 0-3. No todo el Santiago Bernabéu aplaudió a la estrella del FC Barcelona pero sí muchos aficionados, algo probablemente impensable este sábado, si se diera la circunstancia por ejemplo con Lionel Messi.

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Ronaldinho lo logró, como había hecho antes Diego Maradona. Ese día alcanzó seguramente el cénit de su carrera deportiva, aunque 3 años antes había ganado el Mundial con Brasil en el estadio de Yokohama. Pero ese 19 de noviembre de 2005, con el cuadro culé, asaltó la casa del Real Madrid con dos goles similares, galopando por la banda izquierda ante la imposibilidad de los defensas merengues por frenarlo, plantándose ante Iker Casillas y fusilando sin piedad la meta rival.

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Samuel Eto’o había adelantado antes a los azulgranas en la primera mitad tras una gran jugada de Lionel Messi, titular por sorpresa en ese partido. Curioso porque el ahora 10 azulgrana ya dejó ese día sus primeras muestras de calidad en los Clásicos, como telonero de quien entonces era el mejor del planeta (poco después ganaba el Balón de Oro).

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Un éxito efímero

Como decíamos antes ese fue el culmen de su carrera a nivel individual. Cierto es que esa temporada los catalanes conquistaron la Liga y la Champions League en París, pero a partir del comienzo de 2006 solamente vimos destellos del astro de Porto Alegre. Parece que fue premonitoria su expulsión en enero ante el Real Zaragoza que apeaba a los de Frank Rijkaard de la Copa del Rey.

En Liga de Campeones apenas apareció en la final de París con acciones determinantes, y únicamente en semifinales dio a Ludovic Giuly la asistencia del gol decisivo en San Siro. No quiere decir esto que no siguiera marcando, pero ya había tocado techo, aunque nadie lo imaginaba. Al verano siguiente el campeón de Europa naufragaba ante el Sevilla en la Supercopa de Europa en el preludio de lo que se venía.

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Dos campañas sin títulos, de desapariciones misteriosas de los partidos, de enfrentamientos con Samuel Eto’o… La estrella de Ronaldinho se fue apagando poco a poco, y aunque nos dejó detalles inolvidables como su chilena ante el Villarreal, esta figura se empequeñecía mientras crecía la de Lionel Messi, que junto a Thierry Henry iban señalando lo que fue una etapa de transición hasta 2008, cuando tras el pasillo en el Bernabéu (en el que el brasileño estuvo ausente), la era Rijkaard terminaba y se abriría la época más brillante del club de la mano de un Pep Guardiola cuya primera decisión fue prescindir de Ronaldinho y anunciarlo públicamente en su primera rueda de prensa. Un golpe sobre la mesa que después tendría consecuencias en forma de éxitos.

Una prolongada decadencia

Pero dejamos aparcada la historia reciente de los culés, que comienza ese verano de 2008 con la Eurocopa que gana España y los Juegos Olímpicos en los que triunfa Messi, para recordar los pasos de Ronaldinho. Se marchó al AC Milan, donde sus dos primeras temporadas tuvo continuidad y rindió a un buen nivel (35 partidos, 10 goles; 43, 15 en esas dos campañas). Sin embargo no volvió a ser el genio que maravilló al Camp Nou.

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Su estrella en el fútbol europeo se iba apagando poco a poco en un equipo que además se alejaba de la lucha por la máxima competición continental. Hasta que en 2011 puso rumbo a Brasil y abandonó Europa para jugar en el Flamengo. En el Paulistao nos siguió dejando detalles bonitos, goles o jugadas espectaculares, pero le faltó continuidad.

Su mejor momento en Brasil fue sin duda en 2013, cuando ganó con el Atlético Mineiro la Copa Libertadores (36 encuentros, 15 goles esa campaña). Pero ya en los tiempos más recientes, tanto en Querétaro como en Fluminense, ha demostrado que su ajetreada vida nocturna y extradeportiva ha sido un gran lastre para una carrera que ya de por sí fue brillante, pero que podría haber sido mucho mejor.

Ha hecho cosas sobre el campo que no hemos visto a nadie. Es todo un mago del balón, una leyenda del fútbol que a sus 35 años está sin equipo. Un jugador que logró levantar al FC Barcelona tras una etapa negra y sembrar la semilla de los éxitos que hoy disfruta esta escuadra. Sin embargo, su magia y fantasía, su genio, no pudieron coincidir con esta brillante etapa del club catalán. ¿Qué habría pasado si hubiera mantenido su nivel? Eso ya es historia-ficción, pero aunque las gradas del Camp Nou no han olvidado sus genialidades, la posterior irrupción de Messi y la propia desidia de Ronaldinho provocaron que aquella etapa parezca muy lejana, mientras el futbolista quedó relegado a un segundo plano que seguramente por calidad no le correspondía.

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