Maurizio Sarri imprime su huella al Chelsea

El pasado 14 de julio, tras tantear a otros técnicos como Luis Enrique o Laurent Blanc, el Chelsea anunciaba el desembarco de Maurizio Sarri. El transalpino, que semanas antes había puesto el punto y final a su exitosa relación con el Nápoles, tomaba las riendas de un club que venía de firmar una temporada más bien discreta y que pedía gritos la renovación del aire ya viciado que comenzaba a dominar su vestuario.

Desde el principio, el transalpino cogió las riendas con firmeza y empezó a tomar decisiones que consideraba decisivas para devolver al cuadro londinense la competitividad perdida. De hecho, su firme actitud resultó determinante para que jugadores como Eden Hazard o William acabasen rechazando las interesantes propuestas que manejaban y optasen por permanecer en una entidad que esta temporada tiene que conformarse con disputar la Europa League.

Igualmente, su opinión fue crucial para que la directiva reclutase al centrocampista ítalobrasileño Jorginho (procedente del Nápoles), lograse la cesión del también medio Mateo Kovacic (Real Madrid) y apostase por el meta Kepa Arrizabalaga (Athletic Club) una vez se hubo constatado la marcha de Thibaut Courtois al Real Madrid.

De la contención al fútbol vertical

Pero por encima de todo, donde se nota la mano de Sarri es en el terreno de juego. Los blues han dejado atrás esa idea de Antonio Conte de enfocar los partidos desde la solidez defensiva y han apostado por lo que se denomina como el Sarriball, un método que combina con acierto la posesión y la verticalidad y en el que el recién llegado Jorginho actúa como piedra angular (el internacional italiano está cerca del 89% de pases exitosos).

Este estilo, además de para convertir al Chelsea en un equipo dominador (en todos los choques el porcentaje de posesión ha estado entre el 60 y el 80 por ciento) y eficaz de cara a puerta (suma 10 dianas), ha servido para potenciar la figura de un Eden Hazard al que Conte permitía mucha menos libertad, destapar a N’Golo Kanté como un buen llegador y devolver la alegría a jugadores que, como el canario Pedro, parecían ya inmersos en una preocupante cuesta abajo (acumula 3 tantos).

Aunque aún es pronto para extraer mayores conclusiones, el hecho de que el equipo londinense se mantenga invicto en Premier y comande la tabla (junto a Liverpool y Watford) pone de manifiesto que Sarri ha tardado muy poco en imponer su huella a una entidad que tiene ya renovados motivos para soñar.