Dejó Mikel Arteta el Manchester City en mitad de la temporada, donde ejercía como ayudante de Pep Guardiola, para tomar una de esas oportunidades que apenas ofrece la vida. Dirigir a un histórico como el Arsenal en el que además había sido capitán hasta su retirada, además de discípulo avanzado de Arsène Wenger en sus años finales.
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Pero las cosas no le han ido como esperaba, tras una sucesión de empates al principio y reveses como la eliminación de la Europa League en casa ante Olympiakos. Por si fuera poco, cogió el fatídico Covid-19 poco antes del parón del fútbol pero ya se ha recuperado. Ahora, con el equipo en 9 plaza en la Premier, tiene un futuro más que incierto.
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