El Villarreal disputará la final de la Europa League tras sostener ante el Arsenal el 2-1 cosechado en la ida. Los amarillos jugaron un partido muy serio y neutralizaron a un cuadro londinense que, pese a disponer de alguna ocasión clara, siempre dio la sensación de encontrarse un punto por debajo de su rival.
El 25 de abril de 2006, en un Madrigal lleno a rebosar, el argentino Juan Román Riquelme marró ante el Arsenal un penalti que en buena medida dejó al Villarreal sin la que habría sido su primera final de la historia. Quince años después, el cuadro amarillo tenía ante sí y frente a, casualidades del fútbol, el mismo rival, la posibilidad de saldar una deuda histórica.
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Eso sí, a diferencia de lo ocurrido en aquellos tiempos que parecen ya casi prehistóricos, el partido se disputaba lejos tierras castellonenses, en un Emirates Stadium vaciado por la pandemia, y con un objetivo algo más sencillo. Aunque sostener un 2-1 no es un tarea fácil, si se antojaba más asequible que remontar aquel 1-0 ante un cuadro londinense en el que brillaban los Thierry Henry, Cesc Fábregas, Fredrik Ljungberg, José Antonio Reyes o el casi ya innombrable meta alemán Jens Lehmann.
El encuentro arrancó como cabía esperar, con los gunners tratando de jugar muy cerca del área rival y los amarillos apostando por la tranquilidad y el orden. Este choque de ideas se tradujo en una primera mitad tal vez algo sosa que tan solo se vio alterada por un disparo lejano de Samu Chukwueze que obligó a Bernd Leno a sacar una buena mano, un par de zarpazos de Pierre Emerick-Aubameyang y las angustiosas lágrimas de un Samu que dijo adiós al sueño europeo antes de lo deseado.
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Las lágrimas de Samu Chukwueze.
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Se marcha lesionado de una semifinal europea.
¡Ánimo, @chukwueze_8! #LaCasaDelFútbol pic.twitter.com/mwvQjLRik6
El Arsenal aprieta, el Villarreal resiste
Más previsible aún que el del primer acto fue el inicio del segundo. El Arsenal, con el reloj ya corriendo claramente en su contra, subió una marcha y comenzó a meter en problemas a un Villarreal que necesitó de casi 10 minutos para volver a equilibrar el partido y dar pie a una fase en la que de nuevo ambos equipos se toparon con muchos problemas para alcanzar el área rival.
Lógicamente, a falta de un cuarto de hora para el final, los gunners volvieron a apretar el acelerador y comenzaron a arrinconar a un cuadro amarillo que entendió que, a esas alturas, lo que ya pedía el choque era defender sin concesiones y buscar oportunidades a la contra. Afortunadamente para los de La Plana, en una decisión incompresible, Mikel Arteta retiró del campo a Aubameyang a falta de 10 minutos para la conclusión y eliminó de un plumazo muchas de sus preocupaciones.
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Aunque tal vez los fantasmas del aquel penalti fallado por Riquelme volvieron a pasearse por delante de algún que otro seguidor groguet, la realidad es que los de Unai Emery aguantaron el tipo, sostuvieron el empate a 0 y se tomaron una cumplida revancha que les permitirá disputar el título de Europa League el próximo 26 de mayo en Gdansk.
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