España | Al paredón con Luis Enrique

España dijo ayer adiós al Mundial. Lo hizo después de un espeso partido ante Marruecos en el que el combinado nacional no encontró la fórmula con la que desarbolar la nutrida defensa africana. Pese a monopolizar el balón prácticamente por completo apenas hubo oportunidades y la tanda de penaltis -con un espectacular Bono- condenó a los nuestros.

La eliminación de España ha dejado un gran señalado. Se trata de Luis Enrique. Foco habitual de las críticas por gran parte de la prensa y algunos aficionados y al que muchos esperaban con el cuchillo entre los dientes. Esos mismos que callaban cuando la Roja irrumpió en el Mundial goleando sin ningún miramiento a Costa Rica no han tardado en salir de la cueva.

¿Qué pasa con el estilo?

Uno de los principales argumentos que se esgrimen es el estilo de la selección. Esa misma apuesta por el toque que nos llevó a convertirnos en campeones del mundo en 2010 y que ahora muchos tildan de “caduca”. Evidentemente, en determinados momentos es evidente que hace falta un plan B. Sin embargo, esta fórmula es la que nos llevó a las semifinales de la última Eurocopa y el subcampeonato de una Nations League en la que volveremos a estar en la fase final dentro de unos meses.

¿A qué debe jugar España? ¿Tiene alternativas para apostar por otro estilo? Los hay que piden un estilo más directo como por el que apuesta Francia. Sin embargo, en España no existe un jugador como Kylian Mbappé que pueda aprovechar un pase diagonal, marcharse por velocidad y definir. Tampoco contamos con jugadores desequilibrantes como Brasil y que en una jugada aislada pueden definir un partido. Ni siquiera centrocampistas de físico que puedan hacer un ida y vuelta constante como sucede con Jude Bellingham en Inglaterra.

Falta de referentes

Evidentemente, se podía haber hecho más y es necesaria una reflexión. Sin embargo, también es indudable que Luis Enrique ha apostado por la fórmula que consideraba más indicada para ganar. Cuando el asturiano entrenaba al FC Barcelona, los culés eran mucho más directos y -pese a la presencia de Xavi e Iniesta- el balón pasaba mucho menos por el centro del campo. ¿El motivo? La presencia de Neymar, Luis Suárez y Messi en el ataque. ¿Alguien duda que con jugadores de este calibre a sus órdenes Luis Enrique preconizaría el mismo juego?

Otros se escudan en la falta de tino de Luis Enrique para dar forma a su convocatoria. La lista de peticiones de los cuarenta millones de seleccionadores era amplia. ¿Cuál de todos los ausentes forma parte de la élite y sería capaz de cambiar el sino de una competición? Evidentemente, algunos de los que faltan son futbolistas de primer nivel, pero ninguno de ellos sería titular en Brasil, Francia o Inglaterra, por citar algunos. ¿Qué jugadores tiene España entre los diez mejores del mundo en su posición? Y es que, a excepción de Jordi Alba y Rodri, los casos podrían contarse con los dedos de una mano.

Que los jugadores españoles están un escalón por debajo del top, está claro. Luis Enrique ha sido culpable, sí. Pero de haber disparado la ilusión con un equipo de segundo nivel que evidentemente no cuenta con la pléyade de estrellas de antaño. Su gran acierto ha sido su tumba.

Salir de la deriva

La base del combinado nacional es un FC Barcelona que no pasó de la fase de grupos de la Liga de Campeones, pero es que el fútbol español no ofrece más. El núcleo del Real Madrid, equipo que más éxitos logra fuera de nuestras fronteras, está formado por jugadores no nacidos en España y tan solo Dani Carvajal cuenta con estatus de titular en los blancos. ¡El delantero de España durante la cita mundialista (Marco Asensio) es el suplente del suplente de Brasil (Rodrygo) en la casa blanca! Esa debe ser la muestra de donde está ahora España.

Que Luis Enrique hable en Twitch, salga a montar en bici por Doha, se coma seis huevos, salga descalzo y luciendo abdominales en los entrenamientos o se suba a un andamio para dirigir a los suyos no ha hecho que estemos fuera del Mundial. El problema es otro y en cuya solución debería comenzar a trabajarse, y es la paulatina pérdida de presencia del jugador español en el primer plano.