Compromiso que, al menos sobre el papel, se vaticinaba muy nivelado entre dos escuadras que se encuentran en la zona media-baja de la clasificación de nuestra Liga. A saber, el Real Mallorca contaría con el incondicional apoyo de su hinchada, justo después de su primer asalto (combate nulo) contra la Real Sociedad en las semifinales de la Copa del Rey. Por lo que respecta al Rayo Vallecano, su míster Francisco Rodríguez confiaba en dar la vuelta a la tortilla.
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La intención del cuadro franjirroja consistía en llevar la manija a través de la posesión del esférico, si bien es cierto que su rival contestaba con desplazamientos en largo. En uno de esos envíos, Vedat Muriqi estuvo cerca de poner en jaque a una retaguardia que ya dio más de una concesión en su duelo con el Sevilla. El partido se estaba desarrollando con bastante igualdad, sin apenas ocasiones manifiestas de gol sobre el césped de Son Moix.
La más clara llegaría en las botas de Isi Palazón, previa incursión de Pacha Espino, aunque la definición del talentoso futbolista no sería certera. Al regresar del túnel de vestuarios, Antonio Sánchez rompería la paridad en el luminoso con su zarpazo en los compases iniciales del segundo acto (1 – 0). Pese a que Sergi Darder no conseguía liderar el juego en la medular, los baleares se estaban animando a raíz de veloces transiciones. Álvaro García firmaría el 1 – 1, aunque Muriqi daría los tres puntos al club bermellón (2 – 1).
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