Los problemas defensivos que arrastra el FC Barcelona, especialmente en sus flancos, hacen del belga un jugador ideal para hacer daño a los azulgranas con su velocidad.
Visita el FC Barcelona mañana al Atlético de Madrid en el que, salvo sorpresa mayúscula, será último partido de Ronald Koeman a los mandos. El holandés parece sentenciado a la espera de este encuentro, donde le cuadro culé tratará de lavar su imagen ante un rival directo que ahora mismo parte como favorito claro.
La temporada pasada los catalanes caían en el Metropolitano con un gol de Yannick Carrasco, que aprovechaba perfectamente un fallo de Marc-André ter Stegen en una salida. El encuentro de vuelta acababa sin goles y los de Diego Simeone festejaron en mayo el título de Liga. El duelo de mañana vuelve a reunirlos.
El papel clave del belga
Más allá del reencuentro con Antoine Griezmann y Luis Suárez, grandes amenazas para sus ex, hay otro jugador que reclamará protagonismo y es el belga. Viendo la escasas velocidad de la defensa azulgrana, sus lunares en las bandas, su fragilidad global y su estado de ánimo, el encuentro pinta interesante para este veloz jugador.
No será extraño además que Diego Simeone lo ubique de la mejor manera posible para intentar hacer daño a su rival en rápidas transiciones, cayendo a su banda izquierda (la derecha de los visitantes). Para intentar sorprender con robos a un rival que quiere llevar siempre la iniciativa.
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