Afronta el francés su tercera temporada en el cuadro blanco, en la que como sabemos está logrando ser pieza clave en la medular, afianzando una titularidad de la que será complicado moverlo.
En el último día del mercado estival de fichajes de hace dos años llegaba por sorpresa al Real Madrid cuando se esfumaba la opción de Kylian Mbappé, que sigue coleando todavía. Y es que Eduardo Camavinga fue una gran apuesta de futuro del conjunto merengue que ha dado resultado.
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En su primer curso entrando como revulsivo en las segundas partes en aquellas remontadas inolvidables de Liga de Campeones en el Santiago Bernabéu. Aunque ganó más peso en el equipo durante el tramo final de la temporada pasada, ubicado como lateral zurdo que pasó de ser ocasional a recurrente.
Un mediocentro inamovible
Pero ya en el pasado ejercicio dio muestras de su gran calidad para comandar el centro del campo. Como hace con mano de hierro en este gran inicio de temporada de los blancos, donde junto a Aurélien Tchouaméni han logrado sentar a Toni Kroos y Luka Modric en el banquillo. Adueñándose de la medular merengue.
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Su gran despliegue físico, sus excelentes cualidades técnicas, su conducción, facilidad en el pase y visión de juego le hacen ser un centrocampista total. Sumamente eficaz en todas las facetas del juego y ancla clara donde se va a asentar el juego de su escuadra en los próximos años. Un referente claro del nuevo Real Madrid.
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