Valencia | José Luis Gayá marca el camino

En los momentos críticos es cuando habitualmente sale a relucir la verdadera condición de los futbolistas. En esos partidos a cara de perro, en los que no queda espacio ni para las dudas ni para las excusas, es cuando se puede distinguir perfectamente qué jugadores son los que están realmente comprometidos con la causa. El pasado miércoles, ante el Chelsea, el Valencia atravesó uno de ellos.

Aunque no participó directamente en los dos goles que finalmente sirvieron para igualar la contienda ante los blues, cuando el choque entró en esa fase del todo o nada, una figura emergió por encima del resto, la del carrilero zurdo José Luis Gayá. El zaguero, que ya venía mostrando una actitud intachable, dio un paso al frente y no permitió que el equipo se derrumbase tras encajar el 1-2. Su determinación fue tan firme que sus compañeros no tuvieron más remedio que seguir su estela y poner todo de su parte para lograr el necesario empate.

Por si fuera poco, en la recta final, cuando algunos tal vez daban por buenas esas tablas, Gayá aún sacó fuerzas para trepar una vez más por el costado izquierdo y poner un balón de gol a Rodrigo Moreno. El delantero, con todo a favor, no enganchó la pelota correctamente y el esférico se perdió a la derecha de la portería de Kepa Arrizabalaga. El fallo dejó muy tocado al lateral, quien poco después, cuando el árbitro señaló el final del partido, cayó rendido sobre el césped, víctima de una dolorosa mezcla de cansancio y frustración.

Vacío, exhausto y sin aliento. El alma y el corazón al servicio del colectivo. Su compromiso hoy y siempre, servirá como respuesta cuando otros duden. Un ejemplo: @jose_gaya. Siempre en mi equipo. pic.twitter.com/LNjWHmJF7c

— Hugo Ballester (@HugoBallester) November 27, 2019

Por aquello de que una imagen vale más que mil palabras, la foto de Gayá siendo retirado en camilla al término de ese partido ya se ha convertido en todo un símbolo para el valencianismo. Tras la tormenta que desató Peter Lim con la inesperada destitución de Marcelino García, el equipo andaba necesitado de un nuevo referente, de un símbolo al que aferrarse. Ya lo tiene. Ahora solo falta que el ejemplo cunda.