De pajarito a halcón. A sus 24 años el uruguayo ha demostrado ser clave en los planes del Real Madrid de Carlo Ancelotti. Su versatilidad, pues puede jugar como interior e incluso tirado a banda en el extremo, y su sacrificio son un plus para el campeón de Europa.
Desde su llegada al Real Madrid en 2016, formando parte de la cantera blanca, Fede Valverde ha ido escalando muros hasta convertirse en uno de los jugadores más importantes del cuadro blanco. El charrúa tuvo su oportunidad en Primera División en su cesión en el Deportivo de la Coruña.
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Ahora, recién cumplidos los 24 años, el pajarito ha evolucionado a halcón. Estrella de la selección charrúa, a Fede no le queda demasiado para romper la puerta de la titularidad en el Madrid. La medular formada por Casemiro, Toni Kroos y Luka Modric sigue siendo casi infranqueable, pero el tiempo no perdona, y la sangre nueva pide paso.
Sacrificio y polivalencia al servicio de Ancelotti
No obstante, Valverde puede, y ha demostrado hacerlo con buena nota, partir desde banda, siendo un arma al espacio en ataque, aprovechando su velocidad y un disparo lejano privilegiado, y un seguro de vida en defensa, permitiendo al cuadro blanco poder tener el control de la medular, dando más oxígeno a Kroos o Modric, tal y como ocurriera en la final de la Champions League frente al Liverpool.
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El halcón creó la jugada del gol de Vinícius, internándose desde la banda para dar un preciso pase al segundo palo, donde el carioca tan solo tendría que empujar el esférico. Con contrato hasta 2027, Valverde apunta a ser, junto a Camavinga y Tchouaméni la próxima generación que tiranice la medular blanca.
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