Colocado como central de forma inesperada en los tres primeros encuentros de la fase de grupos, el jugador del Manchester City ya es una pieza fundamental del combinado nacional. Con la incógnita de saber su rol definitivo para el futuro que ahora se abre.
Está llamado a ser el heredero de un Sergio Busquets en la Selección Española tras más de una década. Palabras mayores, si bien hace ya tiempo que viene asumiendo este reto en un Manchester City donde Pep Guardiola lo convirtió en pieza clave desde que lo fichara en 2019. Un futbolista esencial cada temporada en sus planes.
A quien le ha costado asentarse más de lo esperado sin duda alguna. Pero que a sus 26 años, tras muchos éxitos con los citizens a falta del asalto a la Liga de Campeones. Pero ha sido en este Mundial de Catar donde de forma definitiva ha dado ese salto para ser aquello a lo que llevaba tiempo llamado: pieza clave con la Selección Española.
Un capitán de futuro
Apenas tuvo trabajo frente a Costa Rica pero ejerció como gran baluarte del equipo en la salida de balón. Frente a Alemania, pese a la imprecisión puntual del gol, sí estuvo mucho más fino frente a una selección grande. Y sobre todo lograba hacer olvidar a Eric García o Pau Torres, muy importantes hasta entonces para Luis Enrique. Si bien ante Japón no terminaba de convencer como muchos de sus compañeros.
Con contrato hasta 2027 para la escuadra del Etihad Stadium, este jugador ex del Atlético de Madrid recopila en su figura grandes cualidades de un mediocentro moderno: contundencia defensiva, buena salida de pelota, dominio del juego aéreo… Y ejerce con mucha jerarquía ese rol como central. Un valor seguro para los próximos años.
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