Corría el minuto 81 del partido que medía a Málaga y FC Barcelona cuando el argentino Leo Messi caía al suelo tras un forcejeo con Weligton. Según relató el brasileño, el atacante azulgrana le dedicó un insulto -«Me llamó hijo de puta», aseguró- y su reacción, casi instintiva, fue agarrarle del cuello, acción que terminó con La Pulga a ras de césped.
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El colegiado Hernández Hernández castigó al zaguero blanquiazul con una tarjeta amarilla, pese a las insistentes protestas de los compañeros de Messi, quienes pedían una pena mayor. Fruto de ese cruce de palabras con el árbitro, Gerard Piqué también vio una cartulina amarilla.
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