Las 6 reglas que Jupp Heynckes ha impuesto al vestuario del Bayern Múnich

Abandonó el Bayern Munich en el año 2013 con un histórico triplete compuesto por la Bundesliga, la Copa alemana y la Liga de Campeones. Su destino era la jubilación y rechazó distintas ofertas importantes para sentarse en algunos banquillos importantes. Sin embargo, a sus 72 años, y cuando más falta le hacía al equipo germano, Jupp Heynckes ha regresado para echar una mano al equipo. De nuevo en el banquillo de Baviera desde el 6 de octubre, el técnico alemán no ha tardado en hacer olvidar a Carlo Ancelotti, despedido después de la aplastante derrota ante el PSG (0-3).

Comprometido hasta el final de la presente temporada, Heynckes no ha perdido el tiempo antes de tomar las medidas necesarias. Además de importantes modificaciones en el once, el entrenador alemán también ha apostado por variar otras cuestiones. Así, Sport Bild nos relata las seis reglas que el técnico muniqués ha impuesto.

Heynckes aprieta las tuercas

La primera es la limitación del uso de los teléfonos móviles. Según la publicación alemana, los jugadores disfrutaron de una gran libertad con Ancelotti. El uso de los smartphones estaba tolerado durante las comidas, masajes y cualquier otra actividad de grupo. Eso es historia. Heynckes no quiere que los suyos se distraigan y solo permite un uso muy limitado en el vestuario. Segundo punto: la puntualidad. Por sorprendente que pueda parecer, los retrasos no estaban sancionados en la era Ancelotti. Por otro lado, Heynckes ha adelantado el horario de los entrenamientos que estaba fijado a las 10 por su antecesor. Tercer cambio: el mantenimiento físico. La sesiones son ahora más largas e intensas.

Cuarto mandamiento: limpieza. Obviamente, las estrellas del Bayern Múnich tendían a descuidar el vestuario. Ahora se les pide dejar el lugar tan limpio como lo encontraron. En quinto lugar está la cortesía. Heynckes quiere que cada jugador respete a cualquier empleado del club, ya sea una persona mayor o menos cualificada. Por último, la sexta regla impone que todos los jugadores deberán comer juntos después del entrenamiento, una forma de unir a su vestuario. Con dos claras victorias en sus dos primeros encuentros al frente del club no cabe duda que el efecto de su llegada comienza a notarse.