Real Madrid: Luka Modric, el líder silencioso

No es fácil asomar la cabeza en el Real Madrid. El extraordinario poder mediático de Cristiano Ronaldo y Gareth Bale, la querencia de la prensa española por los jugadores nacionales (Sergio Ramos o Isco) o la capacidad de atracción de jugadores tan asociados con el gol como Karim Benzema o James Rodríguez relegan siempre a un segundo plano al resto de integrantes del equipo.

En esa segunda fila de la foto, asomando la cabeza por detrás de los corpachones, suele colocarse Luka Modric. El croata no llama la atención, pero ofrece un recital en casi cada encuentro. Ante el Athletic Club, un equipo que exige como pocos, el mediocentro volvió a estar soberbio.

Cuando su equipo tiene el balón, el ex del Tottenham saca del armario el traje y la corbata y reparte juego con elegancia. No tiene problemas para tocar en corto, cambiar la orientación del ataque con un pase en largo o girar sobre sí mismo para buscar soluciones donde otros sólo ven problemas. Y cuando llega el momento de defender, Luka pasa por el vestidor y en un instante de segundo se coloca el mono de trabajo. Toca ensuciarse y sudar, cerrar vías de agua y reparar conexiones que fallan. Un trabajo tan decisivo como poco reconocido.

Sin un Modric en plenas condiciones, el conjunto de Concha Espina pierde el norte, se desorienta en la tela de araña que tejen sus rivales. Ya se comprobó el curso pasado, cuando una lesión envió al mediocentro al dique seco. Los blancos deambularon sin criterio por la mayoría de campos, tan sólo amparados por los chispazos de sus estrellas. Esta campaña, observando la propuesta conservadora de Rafa Benítez, su concurso se antoja aún más determinante. En San Mames, Benzema marco los goles, pero fue el croata quien dio sentido.