Europa League | Ni atisbo de remontada… Se acabó el sueño europeo del Athletic Club
El Athletic Club dijo adiós a su gran ilusión de disputar la final de la Europa League en su estadio tras caer de nuevo ante el Manchester United. Los bilbaínos, lastrados por las bajas, le pusieron corazón y ganas, pero acusaron su notoria falta de talento ante un rival que tampoco demostró nada del otro mundo.

Con un 0-3 en contra y sin cuatro de sus mejores futbolistas: el sancionado Dani Vivian y los lesionados Oihan Sancet, Nico Williams e Iñaki Williams. Así afrontaba hoy el Athletic Club la vuelta de semifinales de la Europa League ante el Manchester United. Tras el descalabro de la ida, a los vizcaínos sólo les quedaba apelar a la épica para soñar con una remontada o, como mínimo, brindar una victoria a los numerosos seguidores desplazados hasta tierras inglesas.
Como cabía esperar, los vascos saltaron al césped cargados de ilusión y con la sensación de que ya poco o nada tenían que perder. Y aunque su fútbol no fue ni excesivamente fluido ni brillante, lograron poco a poco ir ganando metros y generando cierto peligro sobre el área rival. Eso sí, dada su osadía, también dejaron entrever que cada balón largo de los británicos podía convertirse en un tormento.
Aunque por lo discreto del juego, no parecía que el luminoso fuera a moverse con celeridad, pasado un minuto de la media hora, en uno de esos acercamientos un tanto rudos de los visitantes, Mikel Jauregizar cazó un balón en la frontal y soltó un espectacular disparo que, pese a la estirada de André Onana, acabó colándose justo por donde duermen las arañas. Golazo.
El tanto sirvió para alimentar tímidamente las esperanzas de los rojiblancos, pero también logró despertar a un aletargado United que, para evitar sorpresas desagradables, optó por dar un paso al frente. De hecho, el partido se pudo ir al descanso en tablas, pero Alejandro Garnacho envió fuera de los palos un mano a mano ante Julen Agirrezabala. Su intento de vaselina fue un poco el resumen de lo visto en el primer acto: un quiero y no puedo en el que sólo hubo un instante de lucidez.
Sin talento no hay ni paraíso ni remontada
Tras el paso vestuarios, los bilbaínos, con todavía menos que perder que en el arranque, metieron una marcha más, pero sus buenas intenciones se toparon con una tremenda falta de finura en el tramo final del campo. El equipo llegaba a zonas de ataque con frecuencia y en buen número, pero se mostraba incapaz de dar el último pase con el criterio necesario para convertir su dominio en ocasiones realmente peligrosas.
Aunque daba la sensación de que un gol más habría metido mucho miedo en el cuerpo de un United absolutamente plomizo, el Athletic siguió acusando la falta de talento de los últimos metros y fue malgastando, una tras otra, todas esas acciones en las que, a base de insistencia y corazón, lograba acercarse hasta el área defendida por Onana. Hubo, sí, algún remate y disparo, pero de escasísima precisión, insuficiente para poder hacer posible lo imposible.
Por si quedaba alguna duda, que en realidad no, en el 72, en su primer acercamiento de todo el segundo tiempo, Mason Mount recibió en la frontal, giró sobre si mismo y soltó un derechazo ante el que nada pudo hacer Agirrezabala. 1-1 y fin de la historia. Bueno, en realidad, la historia de esta eliminatoria se acabó en el tétrico cuarto hora final del duelo de ida en el que el Athletic convirtió el sueño de jugar la final de la Europa League en una pesadilla. Y por cierto, y para colmo, este duelo de vuelta también lo acabó ganando con solvencia un, por otra parte, discreto United, por 4-1, gracias a tres goles más de Casemiro, Rasmus Höjlund y Mount.
Más información