Europa League | La Real Sociedad se "conforma" con el empate

Uno de los tópicos más recurrentes a la hora de analizar desde la distancia a un conjunto neerlandés (Ajax al margen) es aquel que dice que son tan valientes y eléctricos en ataque como limitados y frágiles en defensa. Aunque la realidad ya ha desmontado en muchas ocasiones esta creencia, lo cierto es que el PSV mostró esta noche que tampoco la idea es tan descabellada.

Flamante líder de la Eredivisie (cuatro victorias en otros tantos partidos), el conjunto de Roger Schmidt se movió con soltura de medio de campo hacia adelante, pero mostró unas terribles carencias en la salida de balón desde zonas defensivas y en tareas tan a priori sencillas como despejar con cierta contundencia.

No resulta por tanto extraño que, pese a encajar el 1-0 en una de esas acciones eléctricas de los locales (obra de Mario Götze) , la Real Sociedad apenas tuviese problemas para darle la vuelta al encuentro con un leve apretón de acelerador. Joseba Zaldua encontró una autopista por la derecha ante la incomparecencia de Philipp Max y dos de sus llegadas hasta línea de fondo se saldaron con sendos balones bien dirigidos que, ante la tremenda pasividad de los Obispo, Ramalho y compañía, Adnan Januzaj y Alexander Isak tan solo tuvieron que empujar a la red.

Mismo guion, distinto resultado

Poco, o nada, cambió el decorado del partido tras el paso por vestuarios. La Real, que se había marchado con ventaja al descanso sin necesidad de hacer nada del otro mundo, volvió a pecar de conformismo y no se molestó en hurgar en la herida. El PSV, por su parte, continuó dando vida al tópico y mostró de nuevo que un abismo separa hoy en día a sus defensas de sus atacantes.

Ya que la Real dejaba hacer, el PSV convirtió el partido en un cara o cruz. Durante algunos minutos, dio la sensación de que estaban a un error más de la claudicación, pero lo cierto es que tras una acción brillante de Mario Götze (con caño a Zaldua incluido), el espigado Cody Gakpo firmó el 2-2 e insufló nuevos aires a los suyos.

Inexplicablemente, y aunque se palpaba que era factible provocar un error defensivo con un mínimo de interés, los guipuzcoanos optaron por mantenerse a la expectativa y defender el empate. Imanol Alguacil contribuyó a la causa retirando del campo a Januzaj e Isak y proponiendo una acumulación de jugadores en la medular que acabó por arrastrar al partido a un final muy extraño. De hecho, aunque Oyarzabal marró un mano a mano ante Joel Drommel, fue el cuadro de Eindhoven el que más cerco estuvo de romper unas tablas que dejaron un mal sabor de boca a los neerlandeses y que en ningún caso deberían dejar satisfechos a los vascos.