Pese a que ha ofrecido una buena imagen coral, especialmente durante la primera mitad, el Barça ha tenido que conformarse con las tablas en el asalto inicial de octavos. La diana de Robert Lewandowski sería de bella factura, aunque Victor Osimhen mantiene con vida a su Nápoles.
Los octavos de final de la Liga de Campeones seguían su curso durante la jornada de este miércoles 21 de febrero. En esta ocasión, entraría en escena el último de los representantes de nuestro país. Tras la victoria del Real Madrid, junto con las derrotas de Real Sociedad y Atlético de Madrid, el FC Barcelona encaraba con esperanza su primer combate frente al Nápoles. Un ganador del Scudetto que se encuentra atravesando una tesitura bastante delicada.
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Tras la fulminante destitución de Walter Mazzarri, Francesco Calzona ha tomado las riendas de un proyecto donde se decantaría por Alex Meret bajo palos. El cancerbero, vigilado por Inter de Milán y AS Roma, quedaría acompañado en la retaguardia por Giovanni Di Lorenzo, Juan Jesus, Amir Rrahmani y Mathías Olivera. La parcela ancha estaría integrada por André Zambo Anguissa, Stanislav Lobotka y Jens Cajuste, mientras que el trío de ases en ataque lo compondrían Matteo Politano, Victor Osimhen y Khvicha Kvaratskhelia.
Por lo que respecta a un Xavi Hernández que ha liberado presión a su grupo al confirmar sus planes de futuro (adiós en verano), tendría a Marc-André ter Stegen como guardián de sus dominios. Un muro germano que estaría resguardado en la parcela defensiva por Jules Koundé, Ronald Araujo, Iñigo Martínez y Joao Cancelo. La medular se reforzaría con Andreas Christensen, Frenkie de Jong, Ilkay Gündogan y Pedri, concediendo la búsqueda del gol a la dupla de baile de Lamine Yamal y Robert Lewandowski.
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Victor Osimhen rebaja la euforia del FC Barcelona
La puesta en escena blaugrana sería muy positiva, controlando claramente la posesión del esférico. Pese a que su adversario intensificaba su presión a partir del círculo central, lo cierto es que el Barça la estaba sorteando con bastante precisión. Ese acierto que, por desgracia para sus intereses, no tendría en los últimos metros para tomar la delantera en la eliminatoria a lo largo de los primeros 45 minutos. Aun así, las sensaciones estaban siendo óptimas.
La estrategia napolitana consistía en recuperar y salir rápidamente al contragolpe, consciente del desequilibrio de un Kvara que está en la lista de futuribles de Deco. Lamine estaría muy activo, al igual que un Gündogan que estaba siendo fundamental tanto en labores de creación como a la hora de incomodar a Lobotka. En un pase filtrado por Pedri, el golpeo de Lewy saldría mordido por la acción de Juan Jesus. Y el internacional polaco obligaría a Meret a realizar una meritoria parada con el pie en el Estadio Diego Armando Maradona.
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Gündogan conectaría un potente chut, aunque la reacción de Meret sería estupenda. La respuesta partenopea llegaría con Osimhen, pero estaba en posición antirreglamentaria. Lamine se anticiparía a un Khvicha que le había ganado la espalda a Koundé, al tiempo que Ilkay no conseguiría resolver con acierto la jugada tirada por Frenkie y prolongada por Pedri. Un mago tinerfeño que se sacaría un truco de la chistera para asistir a un Lewandowski que definiría a las mil maravillas (0 – 1). Aun así, el Nápoles conseguiría reengancharse a la eliminatoria con el definitivo 1 – 1, obra de Osimhen.
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