Mundial, Grupo C: Colombia mete miedo y Grecia obra un heroico milagro

Radamel Falcao no llegó a tiempo, pero de momento a Colombia no le ha hecho falta contar con su mejor jugador. Veremos si le echan de menos ante Uruguay en cuartos de final (espectacular eliminatoria la que se presenta), aunque si siguen jugando a este nivel, los cafeteros no tienen que temer a nadie. Y eso que hoy fue posiblemente el encuentro menos brillante de los que han disputado hasta ahora en Brasil.

Colombia salió con un once con bastantes rotaciones, y es que Pekerman quiso aprovechar que su selección ya estaba clasificada para dar descanso a algunas de sus estrellas pensando en los octavos de final. Quizá eso lo notó el combinado cafetero en la primera mitad, ya que Japón dominó durante la mayor parte de los 45 primeros minutos, aunque sin crear verdadero peligro. De hecho los sudamericanos eran los que más cerca estaban del gol en sus contras. Así llegó el penalti que daría lugar al primer gol, el de Cuadrado, que abría el marcador para Colombia. Los nipones no se resignaron y lo siguieron intentando hasta que al filo del descanso tuvieron premio gracias a un cabezazo de Okazaki.

En el descanso los americanos reaccionaron, sobre todo gracias a los dos cambios que hizo su entrenador. Carbonero y James Rodríguez ingresaron en el terreno de juego y Colombia comenzó a aprovechar los espacios que dejaba Japón, muy flojo en defensa durante todo el choque. Jackson Martínez por partida doble, y James Rodríguez sentenciaban a los nipones. Hasta hubo tiempo para que el portero Modragón se convirtiera en el jugador más veterano en disputar un Mundial, con 43 años. Ahora los cafeteros meten miedo a un Uruguay que les espera en octavos de final. Nueve goles lleva hasta ahora esta selección que se ha mostrado como una de las más sólidas y eficientes de la primera fase. ¿Hasta dónde llegarán?

Grecia sueña con repetir la gesta de 2004

Pero el partido más igualado y emocionante de esta última jornada del Grupo C fue el de Grecia y Costa de Marfil. Los helenos se convierten en la segunda selección europea que accede a octavos de final tras Holanda (contando a los equipos que han disputado sus 3 partidos), y lo hacen contra pronóstico. Al igual que su rival en octavos de final, Costa Rica. Un cruce por el que nadie hubiera apostado, (y si lo ha hecho seguro que tiene ya una gran suma de dinero) y que colocará a uno de los dos en cuartos de final. Al igual que ocurriera en 2004 cuando el conjunto griego ganara la Eurocopa, este equipo ha apelado a la heroica y gracias a su triunfo y a la derrota de Japón accede a la siguiente fase. Los africanos tendrán que esperar una nueva oportunidad.

Comenzaba mal el partido para Grecia, ya que en los primeros 23 minutos tuvo que realizar dos cambios por lesión, uno de ellos el de su portero, Karnezis. Hasta entonces poco se había visto de los griegos, que salieron tímidos y desorientados a un choque decisivo. Quizá porque no dependían de sí mismos. Pero el fútbol es a veces una cuestión de estado de ánimo, y eso se vio tras los citados cambios. Georgios Samaras retrasó su posición, Grecia juntó sus líneas y comenzó a presionar hasta obtener premio. Casi lo obtiene Jose Holebas con un disparo que se fue al larguero, pero al final fue un error de Cheikh Tioté propició el primer gol del duelo, firmado por Samaris tras una genial asistencia del propio Samaras. Era el minuto 42.

En la segunda parte los helenos aguantaron el resultado, defendieron como espartanos y buscaron sorprender con rápidos contrataques comandados por Lazaros y Holebas. Pero Costa de Marfil no desistió y Wilfried Bony empataba el encuentro en el minuto 74, dando así de nuevo la clasificación provisional a su equipo. Grecia jugaba mejor pero estaba eliminada. Fernando Santos decidió entonces meter a Gekas en lugar de Karagounis y su escuadra se vino arriba en busca del gol salvador. En este punto Costa de Marfil demostró de nuevo su escasa solidez defensiva y a punto estuvo de llegar ese tanto. Pero no fue hasta el descuento cuando un penalti sobre Samaras, que él mismo transformó, daba la clasificación a los griegos. Pocos contaban con ellos pero siguen vivos en el Mundial.