Ausente de las últimas convocatorias de Quique Setién, el centrocampista ha regresado al filial sin más explicaciones por parte del cuadro culé, tras haber sido identificado como posible solución a los problemas del equipo.
Jugó algunos minutos ante el Granada en Copa del Rey, provocó la pérdida nazarí con la que se inició la jugada del gol de Lionel Messi y disparó todas las ilusiones. Riqui Puig brillaba en el estreno de Quique Setién, toda la crítica alababa la valentía del técnico cántabro y veía en el canterano a una posible solución a los problemas del FC Barcelona…
Pero el mundo del fútbol cambia rápidamente. Apenas tres días después era el propio canterano culé el que fallaba en Ibiza provocando el gol del equipo local en Copa del Rey. Incapaz de llevar la batuta del juego ante un rival de la categoría en la que juega, fue sustituido al descanso.
Desde entonces, el silencio. Algunas respuestas sobre su situación ha dado Quique Setién en rueda de prensa, pero apenas más pistas. Y ha retornado este fin de semana a una convocatoria del filial, equipo del que quería huir por no haberse asentado en la primera plantilla, pese a la salida de Carles Aleñá.
A sus 19 años tiene tiempo para seguir creciendo pero da la sensación de que todo se ha precipitado a su alrededor. De manera que la paciencia va a ser la mejor receta para él y para el resto del club de cara al futuro.
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