La desaceleración de Mauro Icardi
Mauro Icardi llegó a ser uno de los delanteros más voraces del continente pero su vida fuera del campo y su pobre rendimiento dentro del mismo hacen que su carrera esté llegando a su fin sin haber cumplido las expectativas que generó.

Durante varias temporadas Mauro Icardi llegó a opositar con fuerza a ser el nueve de la selección argentina, teniendo que competir con delanteros de la talla de Gonzalo Higuaín o Sergio Agüero, si bien nunca llegó a sobrepasarles en la jerarquía de la albiceleste y se tuvo que conformar con el premio de ir convocado a los partidos que jugaba el combinado sin tener importancia alguna.
En aquel momento, marcando 24 y 29 goles en campañas consecutivas de la Serie A, el Inter llegó a creer que ese chico díscolo que era hasta los 26 años había desaparecido de golpe y plumazo, y de hecho le hicieron su capitán portando el brazalete en todo un Giuseppe Meazza, pero ese par de cursos en los que reventó las mayas de las porterías italianas resultaron ser un espejismo.
Cuando por fin había conseguido ser el ídolo de toda una ciudad y ganarse el estatus de delantero de talla mundial, optó por salir rumbo a París movido por el dinero y por el interés de su agente y compañera sentimental, Wanda Nara, una decisión nada inteligente teniendo en cuenta que en aquel momento la delantera de los franceses estaba ocupada por Neymar, Leo Messi y Kylian Mbappé.
Icardi, cada vez más limitado a su remate
Aun así, el olfato de gol no se pierde de la noche a la mañana y Mauro logró anotar doce tantos en una de las campañas en liga francesa, si bien su movilidad se veía cada vez más reducida al área pequeña, llevando al límite ese estatus de puro rematador que antes era una virtud. Alejado de la portería rival Icardi era incapaz de participar en una posesión con sus compañeros ya que su agilidad en espacios reducidos había desaparecido.
Con este panorama dibujado en su horizonte, todos los destinos llevaban a Turquía, una liga con un carácter competitivo menor en la que sentirse estrella sin tener que desempeñarse al máximo, y eso es justamente lo que acabó pasando. Mauro superó la treintena de goles en el Galatasaray hasta que la lluvia de delanteros que se produjo en el club de Estambul le hizo volver al banquillo que también conoció en París.
El número uno en punto de ataque de los turcos para esta temporada, después de haber desembolsado 75 millones de euros por hacerse con sus servicios, no es otro que Victor Osimhen, por lo que Mauro parece decidido a pasarse el año entre los suplentes ya que finalmente ha optado por renovar y no buscar otro club en el que contar con más minutos mientras renuncia al final de su carrera deportiva.
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