Verano determinante en el Inter de Milán
Simone Inzaghi decidió salir rumbo al Al Hilal hace unas semanas y el Inter afronta este verano el mayor reto en los despachos de los últimos años.

La realidad del Inter en los mercados de fichajes siempre era complicada, Giuseppe Marotte debía encontrar gangas a precio casi cero que le sirvieran a Inzaghi para su sistema, y por ello se optó por que la verdadera estrella del equipo fuera el entrenador que ha puesto rumbo a Al Hilal.
La propuesta de Inzaghi estaba tan mecanizada que entrara quién entrara, aunque se notaran los bajones de nivel por la pura calidad individual de los jugadores, la función que realizaban era la misma, de manera que el único indispensable e irremplazable era él.
Con la apuesta por Christian Chivu, se quiere seguir en esa línea, conscientes de que no cuentan con el músculo económico suficiente para atraer a grandes nombres del panorama internacional, y menos con las acusaciones de corrupción en la que se insinúa que los Zhang pudieron inflar patrocinios de manera ilegal.
Chivu ya tiene unos mecanismos trabajados
El entrenador rumano afronta su primera experiencia en la gran élite europea a sabiendas de que su mayor virtud debe ser respetar la herencia de Inzaghi y añadir sus matices poco a poco para dejar su sello personal, como ya hiciera Simone tras la salida de Antonio Conte, y mal no le ha ido.
Desde los despachos, el objetivo primordial debe ser que no se vayan las piezas claves del equipo, como son los Barella, Bastoni o Lautaro Martínez. Asimismo, se debe rejuvenecer, en la medida que se pueda, una plantilla cuya media de edad roza los 30 años.
En este Mundial de clubes, por el momento, no han empezado con buen pie tras ese empate frente a Pachuca, pero Chivu tiene un largo trabajo por delante antes de poder ser juzgado con justicia.
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