El Villarreal disputará los octavos de final de la Europa League tras superar al Rennes en la última jornada de la fase de grupos. Los amarillos se mostraron intensos y ambiciosos y acabaron imponiendo su mayor pegada ante un cuadro galo que también ofreció una cara muy atractiva. Gerard Moreno, Ilias Akhomach y Dani Parejo fueron los autores de los tantos.
Con la clasificación para el play off ya garantizada, el Villarreal se jugaba hoy la posibilidad de librarse de esta engorrosa eliminatoria y de, en consecuencia, acceder directamente a octavos de final de la Europa League. Para ello, los amarillos debían superar a domicilio al Rennes, conjunto al ya que doblegaron el pasado mes de octubre en La Cerámica.
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El partido arrancó con ritmo. Como cabía esperar, ambos equipos saltaron al verde convencidos de que lo mejor para sus intereses era no especular. Los franceses apostaron por un fútbol intenso y vertical y por cargar el área rival con muchos hombres; mientras que los castellonenses se mostraron más predispuestos a buscar contras y alcanzar las zonas de peligro a través de combinaciones más precisas.
Aunque las ocasiones no terminaban de llegar, se intuía que los goles podían llegar en cualquier momento. De hecho, en poco más de un minuto, el partido pasó de 0-0 a 1-1. Primero, Gerard Moreno transformó un penalti cometido por Jeanuël Belocian sobre Álex Baena (36') y, un minuto después, nada más sacar de centro, en una jugada con cinco toques, fue Lorenz Assignon quien igualó la contienda. El carrilero diestro controló un balón en largo con el pecho, sentó a su par con un recorte y con un tiro preciso y cruzado batió a Pepe Reina. Golazo.
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Hasta el descanso, ambos equipos mantuvieron la intensidad y trataron del variar de nuevo el marcador, pero no obtuvieron premio. Quien sí, en cambio, logró alterar los nervios a unos y otros fue el colegiado. El turco Atilla Karaoğlan, que ya había sacado una amarilla absolutamente ridícula a Moreno por pensar que el beso con el que había celebrado su tanto iba dedicado al público y no a la cámara de televisión, se dedicó a señalar faltas sin ton ni son, a repartir amarillas (seis en total) y a, en definitiva, desquiciar a jugadores, banquillos y hasta el último espectador que poblaba la grada de Roazhon Park.
El Villarreal encuentra premio a su buena actitud
El paso por vestuarios apenas varió el guion del duelo. Ambos equipos mantuvieron el alto ritmo y su vocación ofensiva y el partido se convirtió en un compendio de idas y venidas en el que, otra vez, se podía sospechar que, más temprano que tarde, alguien acabaría dando en la diana. Y así fue. Tras un primera opción de Baena, que desbarató el veterano Steve Mandanda, fue Ilias Akhomach quien desequilibró la balanza a favor de los La Plana Baixa. En el 63, el extremo diestro recibió en su banda, se perfiló para chutar con la izquierda y su disparo, tras describir una curva inalcanzable para el arquero rival, acabó en la red.
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El gol dejó un tanto noqueado al Rennes. Los galos no reaccionaron, ni de lejos, con la misma rapidez que en el primer acto y durante los siguientes minutos estuvieron más cerca de encajar el tercero que de lograr el empate. Afortunadamente para ellos, los amarillos no estuvieron muy finos en los metros finales y desaprovecharon un par de oportunidades con las que podrían haber dejado el duelo visto para sentencia.
Superada esta fase, el choque volvió a un terreno conocido: la ida y vuelta y el intercambio de golpes. Como resultado, dos goles más. En el 78, tras recuperar la cara al duelo, el combinado bretón igualó nuevamente la contienda con un buen disparo desde fuera del área de Blas y, solo dos después, en una rápida transición bien culminada por Dani Parejo, el submarino amarillo volvió a ponerse por delante.
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Aunque no hubo tregua hasta el pitido final, los de Marcelino García lograron sujetar a su impetuoso contendiente y obtuvieron una tan trabajada como merecida victoria que les permite acceder, directamente, a los octavos de final de la segunda máxima competición continental. Eso sí, la celebración no fue del todo efusiva, ya que poco antes del final, las asistencias tuvieron que llevarse en camilla a Matteo Gabbia tras un feo golpe con la rodilla de Raúl Albiol que le dejó conmocionado. Entre eso, y el gol anulado al Rennes pasados ya los 100 minutos de juego, los castellonenses se quedaron con una extraña mezcla de susto y euforia en el cuerpo…
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