En la rampa de salida desde hace tiempo en el Santiago Bernabéu, parece que el conjunto merengue contactó directamente con un club de Estados Unidos para facilitar su marcha.
Todo hace indicar que, salvo sorpresa de última hora, Gareth Bale (30 años) hará las maletas al concluir la presente campaña. Fichado en verano de 2013 como el heredero de Cristiano Ronaldo en el Real Madrid, lo cierto es que su trayectoria en Concha Espina siempre ha estado marcada como altibajos. No obstante, ha sido protagonista de una generación histórica en la Liga de Campeones.
Además, el viejo conocido del Tottenham Hotspur puede presumir de haber sido determinante en citas clave. Sin duda, fue uno de los mejores jugadores del cuadro blanco en la conquista de la décima Champions en Lisboa (2014), escenario donde el Real Madrid noqueó al Atlético de Madrid. Ambos conjuntos volverían a verse las caras en la cita de Milán en 2016, donde el de Cardiff volvería a firmar una interesante actuación.
Un futbolista diferente
Su rol fue bastante más secundario en la consecución de la Champions en su ciudad natal ante la Juventus de Turín (2017), al tiempo que fue el verdadero protagonista, saliendo desde el banquillo, para tumbar al Liverpool en la final de Kiev en 2018. Y también quedará para el recuerdo su galopada en Mestalla contra el FC Barcelona, lo que permitiría doblegar a los culés y llevar la Copa del Rey a las vitrinas de la escuadra merengue.
Un sinfín de efemérides memorables para Bale en el Real Madrid, cuya carrera deportiva, por desgracia, se ha visto mermada en demasía por la lacra de las lesiones. Tal y como recoge The Athletic, la entidad presidida por Florentino Pérez le puso en el escaparate directamente para que recalase en un equipo de la Major League Soccer (MLS). Una cuestión parece evidente: el futuro del galés se distancia cada día más del Santiago Bernabéu.
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