Liga de Campeones | El FC Barcelona languidece ante el Bayern Múnich y se condena a la Europa League

Por Juan C. Navarro
4 min.
Thomas Müller celebra su gol ante el FC Barcelona @Maxppp

El FC Barcelona deberá conformarse con la Europa League tras caer derrotado con justicia ante un Bayern Múnich que supo explotar las evidentes debilidades azulgranas. Los culés ni siquiera pudieron aferrarse a un traspié del Benfica, ya que los lisboetas solventaron su compromiso ante el Dinamo Kiev por la vía rápida.

Apenas un mes después de hacerse con las riendas del FC Barcelona, el egarense Xavi Hernández se enfrentaba esta noche a su primera gran prueba de fuego. Aunque nadie le ha exigido de momento ningún milagro, el técnico tenía ante la sí una inmejorable oportunidad para dar un primer golpe sobre la mesa.

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A día de hoy, el Bayern Múnich se encuentra varios escalones por encima del Barça. Sin embargo, entre que los muniqueses encaraban el encuentro a puerta cerrada, con varias bajas (Gnabry, Choupo-Moting, Kimmich, Sabitzer y Goretzka) y con la tranquilidad de tener ya el trabajo hecho, la empresa de derrotarles se antojaba factible. Además, aunque todo saliese mal, al Barça siempre le quedaba la opción de esperar un traspié del Benfica, conjunto que en realidad ha sustentado sus opciones de pasar de ronda hasta esta última jornada por haber dado lo mejor de sí en sus dos duelos ante los azulgranas.

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El partido arrancó regular para los intereses azulgranas, con un error en la salida de balón de Marc-André ter Stegen que se saldó con un falta en la frontal y una amarilla, merecida, para Sergio Busquets. Afortunadamente, el disparo de Robert Lewandowski se estrelló en la barrera y la acción quedó en un susto.

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Digerido este incidente, el Barça dio un paso al frente y comenzó a merodear la portería contraria. Eso sí, tras cada acción de ataque llegaba la réplica de un Bayern decidido a aprovechar los espacios que dejaba su rival y la debilidad de un costado derecho en el que un desubicado Ronald Araújo sufría más de la cuenta para cubrir sus espaldas. Por si fuera poco, antes de la media hora, Xavi se vio obligado a retirar a un lesionado Jordi Alba para colocar en su lugar a otro zaguero fuera de su zona habitual, el canterano Óscar Mingueza.

Justo cuando desde Lisboa llegaban noticias de la ya clara victoria del Benfica ante el Dinamo de Kiev (2-0 a los 23', tras los goles de Yaremchuk y Gilberto), los culés recibieron un golpe esperado. Lewandowski, consciente de que detrás de Araújo quedaba mucho espacio libre, se dejó caer hacia la izquierda y tras recibir un balón en profundidad y ganar línea de fondo puso un centro que Thomas Müller cabeceó más allá la línea de gol. El balón no llegó a besar las mallas, pero el árbitro dejó claro señalando su muñeca que el despeje de Araújo había llegado demasiado tarde y que el 1-0 debía subir al marcador.

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Lo previsible se vuelve inevitable

El gol fue el principio del fin. Lejos de reaccionar, los catalanes perdieron energía y empezaron a quedar a merced de un rival que, sin hacer nada del otro mundo, se hizo con el dominio del choque. Para colmo, en una acción discreta, Leroy Sané disparó desde la frontal y el balón acabó inesperadamente dentro de la caja. Sí, inesperadamente, porque cuesta creer que un disparo tan centrado y a esa altura no pudiese ni siquiera ser repelido por un Ter Stegen que seguramente en otro momento menos delicado habría resuelto la situación sin mayor problema.

Llegado el descanso, el balance no podía ser más desalentador. Ni golpe en la mesa de Xavi ni debilidad del Bayern ni descuido del Benfica. Nada de nada. Visto lo visto, ya solo quedaba o apelar a la épica o esperar un milagro.

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Pues ni una cosa ni otra. Tras el paso por vestuarios ni el combinado culé encaró el segundo tiempo con el ánimo necesario para firmar una remontada histórica ni desde el Estadio da Luz llegaron señales evidentes de que el Dinamo pudiese poner en apuros a los lusos. Para rematar, a los 64 minutos, Alphonso Davies volvió a sacar petróleo de la banda de Araújo y puso un balón en área pequeña que Jamal Musiala transformó en el 3-0.

Desde ese instante, el Barça ya solo se preocupó por capear el temporal y evitar una goleada de esas que dejan huella. Por fortuna, el Bayern tampoco quiso hacer sangre y el partido fue avanzando lentamente hacia un final tan triste como previsible. Aunque seguirá compitiendo en la Europa League, un torneo que en otras circunstancias podría resultar hasta asequible, el combinado catalán arrastrará desde ya la cadena de haber caído eliminado en la fase de grupos y tendrá que seguir compitiendo con esa sensación tan terrible de que cualquier tiempo pasado fue mejor...

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