Liga de Campeones | El Atlético de Madrid atropella al Eintracht con otra manita
Victoria solvente de un Atlético de Madrid que extiende su buen momento de forma después de las victorias en Liga ante Rayo Vallecano y Real Madrid. Los de Simeone, hoy sancionado, dan buena cuenta del Eintracht para sumar sus primeros tres puntos en esta edición de Liga de Campeones.

El Metropolitano rugía con la intensidad de un vendaval colchonero en la segunda jornada de la Champions League, donde el Atlético de Madrid recibía al Eintracht Frankfurt con la lección del derbi aún fresca en la memoria. Apenas habían transcurrido tres minutos cuando los rojiblancos asestaron el primer zarpazo: un centro de Giuliano Simeone buscaba a Julián Álvarez, pero el argentino no pudo conectar. Sin embargo, la pelota rebotó afortunadamente para que Giacomo Raspadori, el delantero italiano llegado el pasado verano, empujara y desatara la euforia. Era su primer gol con la elástica atlética, un estreno soñado que ponía el 1-0 en el luminoso y silenciaba momentáneamente las gradas visitantes.
Los primeros compases fueron un auténtico torbellino rojiblanco, con el Atlético desbordando por las bandas y ahogando cualquier atisbo de reacción germana. Antoine Griezmann, probó fortuna y que Julián Álvarez, el mago argentino, generó dos ocasiones claras en apenas un suspiro. Las dos victorias previas en Liga habían insuflado un oxígeno vital al equipo de Diego Pablo Simeone. El Eintracht, aturdido, apenas podía cruzar la medular, reducido a un equipo en modo supervivencia ante la marea colchonera.
Ataque
Por el mero peso del dominio y la calidad en el juego colectivo, llegó el segundo tanto, un mazazo que consolidaba la superioridad local. En el minuto 28, un saque de esquina acababa en los pies Robin Le Normand, el central que ya había saboreado la red ante el Real Madrid en el derbi. Con un buen remate, el ex de la Real Sociedad hizo el 2-0, celebrando con el puño en alto mientras el Metropolitano estallaba en un cántico ensordecedor. Simeone, desde el palco, asentía con esa mueca de satisfacción contenida, sabedor de que su Atlético había recuperado el instinto asesino que tanto echa de menos en Europa.
Y justo al filo del descanso, en el 45, Julián Álvarez frotó la lámpara para regalar un obsequio a su compañero: una jugada de puro genio, con un caño imposible y un pase de la muerte que Antoine Griezmann aprovechó. El francés, con la frialdad de los grandes, no perdonó y firmó el 3-0, su segundo gol de la temporada y el número 200 desde que se enfundó por primera vez la rojiblanca en 2014. El pitido del árbitro mandó a los equipos a los vestuarios con la victoria en el bolsillo para los de Simeone, que ya sueñan con una noche europea para olvidar tropiezos pasados y apuntalar su candidatura en el grupo.
El Atlético, una apisonadora
La reanudación en el Metropolitano fue un paseo colchonero, con el Atlético de Madrid controlando el balón como un reloj suizo y dejando al Eintracht Frankfurt en la lona. Pese a que los alemanes lograron recortar distancias en el minuto 56, con un gol que ponía el 3-1 y un atisbo de esperanza en las gradas visitantes, los de Simeone no se inmutaron y respondieron con una superioridad aplastante. La presión alta de los rojiblancos ahogaba cualquier salida germana, y el público, aún eufórico por el vendaval de la primera parte, animaba sin cesar. Griezmann y Álvarez, incansables, tejían jugadas brillantes, recordando por qué este Atlético aspira a cotas europeas tras el amargo recuerdo de Anfield en la jornada inaugural.
El dominio se materializó en una jugada que rozó la genialidad, aunque el VAR se interpuso en el minuto 66: una combinación endiablada entre Barrios, Koke y Giuliano Simeone culminó con un taconazo magistral del argentino que dejó solo a Griezmann para que marcara. Sin embargo, una mano previa en el área anuló lo que iba a ser el golazo de la noche, dejando un regusto agridulce en la afición. El Eintracht, desmoralizado, apenas generaba peligro, reducido a un equipo en modo defensa ante la marea rojiblanca que no cejaba en su asedio.
Y en el 69, el castigo llegó por la vía aérea: Julián Álvarez, convertido en director de orquesta, sacó un córner preciso que Giuliano Simeone terminó llevando al fondo de la red, firmando el 4-1 y desatando la locura en las tribunas. El canterano, se erigía como héroe en una segunda parte donde el Atlético jugaba con la solvencia de quien sabe que el triunfo es inminente. Los alemanes, exhaustos, veían cómo su intento de reacción se evaporaba, mientras Oblak apenas tenía que intervenir. Esta goleada no solo vengaba la derrota en Liverpool, sino que engordaba el goal average, factor clave en la tabla de desempates de la Champions.
El broche de oro lo puso el propio Julián Álvarez en el 81, desde el punto fatídico: una jugada controlada por Antoine Griezmann terminó con una mano clara de un defensor germano, y el argentino, con la sangre fría de un ejecutor nato, optó por la Panenka para hacer el 5-1. El Metropolitano estalló en aplausos, celebrando no solo la victoria sino el brillante desempeño de un equipo que va en serio. El Atlético olvida tropiezos pasados y acumula goles que pueden ser oro puro en la fase de grupos. Con este recital, los colchoneros apuntalan su candidatura y miran con hambre al resto de la competición.
Más información