Liga de Campeones | El Atlético de Madrid muere en la orilla
Tras sobreponerse a dos tantos tempraneros del Liverpool y empatar el choque antes del descanso, una expulsión de Antoine Griezmann nada más comenzar la segunda mitad y un error de Hermoso en el área dan vida a los ingleses, que se llevan los tres puntos del Metropolitano.

El Atlético de Madrid afrontaba hoy con optimismo su tercer choque de esta aventura en Liga de Campeones. Tras sufrir mucho más de lo esperado en el primer envite frente al Oporto, y llevarse una meritoria victoria de Milán que puede ser clave de cara a lo que viene por delante, el equipo de Diego Pablo Simeone recibía hoy en el Metropolitano al todopoderoso Liverpool.
El cuadro de Jürgen Klopp, que se había mostrado inflexibles hasta la fecha en la máxima competición continental después de doblegar al AC Milan (3-2), y pasar por encima del Oporto en Portugal (1-5), llegaba al feudo rojiblanco en un buen momento también en una Premier League en la que tampoco han sido derrotados hasta la fecha.
Ya disfrutando de la mejor versión de un Virgil van Dijk cuya baja se notó la temporada pasada, y con un Mohamed Salah viviendo un momento tremendamente dulce, el cuadro de Anfield se presentaba como uno de los equipo a batir. También como una oportunidad para demostrar de qué pasta está hecha este Atlético de Madrid campeón de Liga que quiere mostrar también su poderío en Europa.
Tres goles en veinte minutos
Lo primero que llamaba la atención cuando se confirmaron los onces fue la ausencia de la figura de un 9 en la escuadra local. Diego Simeone apostaba por dos figuras –Antoine Griezmann y Joao Felix- mucho más combinativas que Luis Suárez con la clara intención de no dar a los centrales del Liverpool una referencia fija y si jugadores más móviles. También hubo sorpresa por parte local en la defensa, pues Kondogbia compartía centro de la zaga con Mario Hermoso y Felipe, futbolista este último encargado de ocuparse de Mohamed Salah junto a un Ferreira Carrasco que ocupaba el carril zurdo.
7 minutos. Este es el tiempo que tardó en ponerse por delante el Liverpool. Fue precisamente en la primera bola que le llegó franca al egipcio en la banda diestra. Tras tres amagues que le permitieron ir cogiendo ángulo, el extremo alcanzó la frontal del área y soltó un latigazo que se colaba en la portería de Jan Oblak después de que desviara James Milner e hiciera imposible la estirada del esloveno. Llegaba el tanto después de un inicio de partido en el que el Atlético de Madrid había salido con la clara intención de hacerse con el esférico pero había sido incapaz de generar ocasión alguna de gol.

Y apenas 5 minutos después, el segundo. En esta ocasión era Naby Keita el que se encontraba un balón en la media luna y lo enganchaba de volea para hacer el 0-2. Todavía no se había alcanzado el cuarto de hora y al Atlético de Madrid se le ponía el partido en chino. Los de Simeone eran incapaces de hilvanar jugadas y el Liverpool estaba tremendamente cómodo sobre el césped en el que se convirtió en campeón de Europa el 1 de junio de 2019.
Pero los rojiblancos tiraron de orgullo. Cuando el partido parecía más complicado, el Atlético de Madrid dio un paso al frente y se metió en el choque. Lo hizo en el minuto 20, cuando Thomas Lemar recibía en corto a la salida de un córner y tiraba de habilidad para irse por la línea de fondo y servir al área. El balón acababa en los pies de Koke que lanzaba para que Antoine Griezmann la cazara en boca de gol y embocara. Era el 1-2 y todavía quedaba un mundo por delante.
Joao Félix pone la magia, Griezmann los goles
Tras haber visto la muerte de cerca el Atlético de Madrid era otro. El equipo presionaba con mayor brío y los de Klopp encontraban más dificultades para salir con el balón. Griezmann tuvo una oportunidad sensacional en el minuto 27 en un mano a mano que acabó desaprovechando debido, quizás, a que tuvo demasiado tiempo para pensar qué hacer.
Quien diga que el fútbol no son momentos, es porque no ha visto el partido de esta noche. El 1-2 había dado un nuevo aire a un Atlético de Madrid rejuvenecido, como si hubiera pasado por la piscina de Cocoon. Joao Félix se convertía en una pesadilla para los ingleses recibiendo entre líneas. Fue precisamente de las botas del portugués de donde nació el 2-2 cuando después de deshacerse de varios rivales servía el balón a Griezmann. El Principito realizaba un sensacional control orientado y soltaba un tiro seco y cruzado para batir a Alisson y hacer la igualada.

Los jugadores se abrazaban, Simeone corría por la banda y la afición bramaba: Habían pasado 35 minutos de partido y tanto los protagonistas sobre el verde como los espectadores habían pasado por todos los estados de ánimo posibles. Ahora era el Liverpool el que se tambaleaba mientras el Atlético de Madrid olía la sangre. Thomas Lemar tenía una clara en el 42' que el portero Alisson acertaba a sacar con la mano. El Liverpool podía sentirse contento de haber llegado al descanso con el empate.
El Liverpool se aprovecha de los regalos rojiblancos
El partido comenzaba en su segunda mitad por el mismo camino que había transcurrido en la primera. El Liverpool tenía la primera cuando apenas habían transcurrido unos segundos y el Atlético de Madrid respondía con una buena jugada entre De Paul y Carrasco que acababa salvando Alisson. Sin embargo, en el minuto 51 cambió el choque.
El motivo no es otro que la expulsión de Antoine Griezmann después de una acción de balón dividido con Firmino en la que el francés acaba impactando con su bota en la cara del futbolista brasileño. Sin duda, un jarro de agua fría para un equipo que estaba llevaba varios minutos siendo mejor y ahora se encontraba entre dos aguas: seguir luchando por la victoria y intentar amarrar un punto pensando en lo que viene por delante.
Y lo cierto es que fueron valientes rojiblancos. Lejos de atrincherarse, la escuadra local reestructuró sus líneas y siguió luchando por el control del balón. Y cuando el Atlético de Madrid parecía recobrar el control del partido y sobreponerse a la expulsión, Hermoso puso en bandeja de plata la victoria al Liverpool. El central cometía un penalti inexplicable que Mohamed Salah se encargaba de convertir en el 2-3 (77’).
Apenas unos minutos después el VAR deshacía un penalti que podría haber dado el empate a los rojiblancos, que después de la victoria del Oporto ante el AC Milan deberán luchar mucho todavía si quieren lograr la clasificación para los octavos de final en esta Liga de Campeones.
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