Ligue 1

Luis Enrique es la estrella del PSG

Tras más de una década intentando hacerse con la Champions League, el PSG lo ha logrado sin ninguna estrella mundial en su plantilla, y es que los focos se los lleva un Luis Enrique que es un talento diferencial.

Por Pablo de la Fuente
5 min.
Luis Enrique con el PSG @Maxppp

QSI al fin tiene lo que tanto ansiaba, una Copa de Europa que es la obsesión de los qataríes desde que compraran el club allá por 2011 y que en su caso es la única vara de medir si una temporada ha sido buena o mala, ya que la baja competitividad de la liga francesa hace que participar en ella solo pueda restar. Si se gana, no se celebra, y si se pierde, es un fracaso.

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Para llegar a la gloria en el viejo continente la estrategia en un principio fue clara: formar un All Star que pusiera al club en el primer plano de la élite, con las incorporaciones sucesivas de los Ibrahimovic, Pastore, Lavezzi y compañía, como si de un videojuego se tratara. Laurent Blanc trató de coordinar los egos lo mejor que pudo, y técnicos de un talante similar como el propio Ancelotti tampoco triunfaron, por lo que después se optó por un perfil más intervencionista en el juego, personificado en Emery o Tuchel.

El del alemán fue el proyecto que más cerca estuvo de ganar la Champions League en 2020, liderados por un Neymar que bailó ese mes en Lisboa, y observando lo cerca que se quedaron, cuando lo tuvieron a tiro, no dudaron en poner a los mandos a otro entrenador que es una rockstar por sí mismo: Luis Enrique Martínez.

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En vez de apretar por la renovación del propio Neymar o de Leo Messi, que acabarían saliendo ese mismo julio, el asturiano se centró en construir un equipo, con todas las letras, en el que las individualidades (de alto nivel aunque sin ser de clase mundial) estuvieran al servicio del equipo, proceso que se pudo completar en su máxima expresión tras la salida de Kylian Mbappé al Real Madrid.

Sin supercrack en el equipo, apuesta por el colectivo

La famosa frase de que el todo es superior a la suma de las partes sí aplica en este PSG en el que, si bien las contribuciones de activos como Donnarumma, Vitinha o Dembélé son de muchos quilates, por separado no son ni la mitad de potentes que engrasadas en el sistema de Luis Enrique Martínez, al contrario que otros talentos generacionales (Cristiano Ronaldo o Leo Messi, por poner dos ejemplos), alrededor de los cuales sí tiene sentido sacrificar otras piezas del grupo.

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En ese ecosistema en el que todos se sienten importantes, nadie tiene un papel determinado y es que la multifuncionalidad de los once titulares es espectacular, dando lugar a que las variantes en ataque del equipo sean infinitas, y el intercambio de posiciones, una constante. No es que te descoloque con un ajuste concreto, como puede ser meter al lateral por dentro (por citar uno de los muchos que existen en las pizarras modernas), sino que son incontables las posibilidades de futbolistas hiper polivalentes.

De hecho, pese a que equipos como el Real Madrid, el Liverpool de Klopp o su propio Barça (en 2015) dominaron la Champions League atropellando a sus rivales en esos “momentos” de la Copa de Europa en los que si no reaccionas, estás fuera, estamos esta vez ante su obra más cuidada como entrenador, y es que una anulación del rival tal como la que se dio en la final contra el Inter, solo es equiparable a la de equipos de Guardiola.

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