Copa del Rey | Los Williams devoran al Atlético y llevan al Athletic Club a la final

Por Rafael Castro
3 min.
Iñaki y Nico se abrazan. @Maxppp

En una noche para el recuerdo en La Catedral, el Athletic Club de Bilbao acaba de meterse en la gran final de la Copa del Rey tras firmar un partido vertiginoso y eficaz. Los hermanos Williams borarron con dos zarpazos las opciones del Atlético de Madrid en el primer acto, y los de Ernesto Valverde viajarán en poco más de un mes a Sevilla para intentar reinar de nuevo 40 años después.

Hoy era imposible decirlo "por lo bajini". El ambiente de las grandes noches se había instalado en San Mamés desde hacía días, ante una ocasión histórica para el Athletic Club de pisar de nuevo terreno conocido: una final de la Copa del Rey. Aunque esta vez el vencedor de la noche partiría como favorito el 6 de abril en Sevilla por galones, donde esperaba un Real Mallorca que había sacado el martes su merecidísimo billete. Y con ventaja salían hoy los locales tres semanas después de la ida.

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Esa diana de Álex Berenguer en el Metropolitano condicionaba el duelo de hoy, sin duda. Y la baja de Antoine Griezmann para Diego Simeone, que recurría a Ángel Correa en el once. Los colchoneros mostraron personalidad en el inicio y de hecho mostraron voluntad de ataque, mientras los de Ernesto Valverde esperaban con el once de gala. Concedieron ocasiones importantes por banda izquierda, donde Samuel Lino llegaba con claridad, pero era la que les faltaba a los madrileños sobre la meta de Julen Agirrezabala. La que hoy tuvieron sin duda los hermanos Williams que dinamitaron la primera mitad.

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En el 13' Nico desbordaba por banda izquierda para poner un centro pasado que su hermano Iñaki remataba con esa volea a la escuadra que todos los niños de Bilbao (y de otros rincones del planeta) han soñado con firmar alguna vez en ese mismo escenario. Golazo bajo la lluvia y locura comprensible en La Catedral. Ni el parón para atender a un aficionado (la emoción hoy justificaba todo) enfrió a la grada. Golpe psicológico para los visitantes hoy, que aun así mantuvieron el tipo para intentar la igualada. Correa mandaba al limbo su mejor ocasión, eso sí. Y cuando la primera parte casi expiraba, se invertían los papeles. Gran desborde de Iñaki por banda derecha y Nico aparecía en zona de delantero centro para volver a perforar la portería de Jan Oblak. Otro golpe certero en una noche histórica con récord histórico de asistencia en el estadio (52.061 espectadores).

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Sigue la fiesta

Comenzaba la segunda parte con demora por la atención a otro espectador en el descanso, que tuvo que ser evacuado en camilla tras ser estabilizado. Así que los dos equipos intentaron entrar en calor pero antes lo hicieron los jugadores del Athletic Club, a los que ese parón apenas afectó en nada. Salieron con gran energía y ataques rápidos indetectables para los de Diego Simeone, que dudaban entre lanzarse del todo al ataque porque necesitaban tres goles o guardar la ropa.

Precisamente en medio de esas dudas aparecía un Oihan Sancet que fue creciendo en el partido, para firmar una gran jugada que Gorka Guruzeta, siempre atento en ese juego inteligente que pasa desapercibido, remataba a placer el rechace de Jan Oblak. Tercero local y trabajo hecho, ante un Atlético de Madrid que apenas reaccionaba. Su entrenador intentaba cambios a la desesperada, lanzarían ataques fugaces e imprecisos. Y mientras tanto los leones mostrando su fiereza en un gran trabajo defensivo y coral, con presiones inteligentes, intensidad en cada duelo, pelea de las segundas jugadas y dejando pasar los minutos con alguna contra para seguir asustando.

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La grada celebraba de forma contenida al principio, y sin rubor alguno cuando la tercera final en cinco años ya era un hecho. Julen Agirrezabala también aparecía con dos paradas, pero la fiesta estaba en el césped. Los leones han mostrado una gran voracidad en todo el torneo y son los favoritos ante el ordenado Real Mallorca de Javier Aguirre. Lo veremos el 6 de abril, pero mientras los madrileños deberán retomar el rumbo en Liga para amarrar la Champions (donde el Athletic Club es la gran amenaza) y reponerese para intentar remontar a mediados de marzo al Inter de Milán. Sin embargo, hoy malgastaron su principal bala para poder tocar metal esta temporada.

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