Liga de Campeones | El Leipzig hace hincar la rodilla al Real Madrid por primera vez esta temporada

Por Iván Vargas
5 min.
Eduardo Camavinga, frente a Nkunku @Maxppp

El Real Madrid sale derrotado de Alemania y, pese a que tiene una última bala, todavía no ha cerrado el primer puesto de grupo. El Leipzig sonríe después de la que puede ser la victoria más sensacional de sus trece años de historia.

El Real Madrid volvía hoy al ruedo de la Liga de Campeones. Después del agónico empate logrado en su visita al Shakhtar que le costó una buena cicatriz a Antonio Rüdiger, los de Carlo Ancelotti pretendían seguir extendiendo el momento dulce que vienen exhibiendo desde el inicio de curso. Y es que los blancos pueden presumir del mejor arranque de su historia, que ya es mucho.

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Todavía invictos y a la cabeza tanto en Liga como en su grupo de Liga de Campeones, la escuadra de Chamartín viajaba hoy a Alemania para enfrentarse con un RB Leipzig que todavía no había dicho su última palabra en la máxima competición continental y se aferraba a un buen resultado ante los blancos y jugarse la clasificación con el Shakhtar la próxima semana.

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Certificada su presencia en la siguiente ronda hace apenas unos días, el encuentro de hoy suponía una oportunidad para que Carlo Ancelotti pudiera dar minutos a algunos de los jugadores que no han tenido excesivas oportunidades debido a la dura competencia con la que actualmente cuentan en la plantilla.

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Una rotación poco acertada

Así, dadas las ausencias del intocable Karim Benzema y el cada vez más importante Fede Valverde, se abría la puerta a la entrada en escena de dos jugadores menos habituales en el once. La primera plaza la ocupaba el brasileño Rodrygo, jugador número 12 esta temporada que se ha ganado la confianza a base de goles y buenas actuaciones. La segunda era para Marco Asensio, en la rampa de salida el pasado verano y que ahora ve crecer su importancia con el paso de los partidos.

También aparecía en el once inicial Eduardo Camavinga, en este caso acompañando a Aurelién Tchouaméni y Toni Kroos debido a la ausencia de Luka Modric, así como Antonio Rüdiger en el lateral zurdo y Nacho Fernández en el centro. Sin duda, una oportunidad para todos ellos.

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El que no rotaba era Vinicius. Y como es habitual, prácticamente todo el fútbol de ataque de los blancos pasó por los pies del extremo. Era un Real Madrid físico, dinámico. Eduardo Camavinga aporta sorpresa, ese toque de locura que hace del francés un futbolista tan especial. Arrancaba desde la parcela izquierda y se iba al centro. Sin embargo, hoy la primera parte pasó por encima del galo. Cada embestida de los locales era como una ola en el Atlántico mientras él era incapaz de coger su tabla de surf y pasaba de aguadilla a aguadilla.

El Leipzig golpea con fuerza

Salieron los locales completamente desatados. Como poseídos por la bebida energética que se reparte por sus gradas. Los merengues no tardaron en aplacar los ánimos disminuyendo la distancia entre líneas y presionando más arriba, pero cuando todo parecía más controlado llegó el tanto alemán. Fue gracias a Josko Gvardiol por medio de un certero cabezazo respondiendo a una espectacular parada de Thibaut Courtois a la salida de un córner.

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Tchouaméni et Haidara au duel

El tanto disparó al Leipzig. El cuadro germano jugaba el que podría considerarse como el encuentro más importante de su corta historia. Nacido en 2009 con el objetivo de convertirse en una alternativa de poder al Bayern Múnich a nivel nacional, el Leipzig había cogido entre los dientes al campeón de Europa y no pensaba soltarlo.

Más presionantes, más dinámicos, y con más ganas, los alemanes marcaban su segundo tanto en el 18. Esta vez era Nkunku el que reventaba la portería de un Courtois que no podía hacer nada para evitar el 2-0. El Real Madrid se había convertido en Apollo Creed y no podía parar los golpes de Iván Drago. El público bramaba ante lo que estaba viendo y Carlo Ancelotti miraba pasmado el que podría ser el primer ko de la temporada.

El peso de los minutos apaciguaba los ánimos de los locales. El partido bajaba de revoluciones, escenario en el que más cómodo se encuentra Toni Kroos. El centrocampista comenzaba a emerger como faro mientras los de Marco Rose se agrupaban atrás y convertían el área en una selva repleta de trampas donde había que entrar con un cuchillo entre los dientes y la precisión de un cirujano.

Tuvo una clara Rodrygo en el minuto 34. Fue la primera vez en la que vimos a Vinicius explotar su velocidad. También pudo marcar el propio extremo apenas un par de minutos después, aunque Janis Blaswich las desarticulaba. No pudo hacer lo propio con el remate de cabeza del brasileño en el 44’. Cuando el partido se fue al descanso con el 2-1, el Real Madrid había recuperado las constantes vitales… y tenía la moral por las nubes. El campeón es indestructible.

Primera derrota blanca

El Leipzig temía quedarse sin su botín y no salió con mucho ímpetu en la segunda mitad. El Real Madrid seguía dominando el esférico y contaba con algunas oportunidades que no terminaba de concretar. La más clara estuvo en las botas de Aurélien Tchouaméni a los 52 minutos, aunque el galo no acertó con su lanzamiento.

Cuando el partido entraba en sus últimos veinte minutos, Carlo Ancelotti refrescaba los laterales con la entrada de Dani Carvajal y David Alaba. En el Leipzig entraban en liza Dani Olmo, Timo Werner y Diallo cuando el encuentro afrontaba el momento clave. La zona Cesarini.

Werner estaba a punto de hacer el 3-1 en el 71’ pero el internacional germano veía como su disparo se escapaba por poco. Toni Kroos dejaba la batuta a Eden Hazard para irse a vestuarios y el partido se partía como cuando jugamos padres contra profesores mientras nuestros hijos miran avergonzados en las fiestas del colegio y el gol podía llegar en cualquiera de las dos porterías.

Y fue precisamente ahí donde se definió el partido. En apenas dos jugadas. Concretamente, las que separaron un fallo de Vinicius en un claro disparo prácticamente bajo la línea y el gol de Timo Werner para hacer el 3-1 en el 81'. En ese momento, el choque quedaba visto para sentencia. Así, pese al tanto final de Rodrygo desde el punto de penalti (3-2), la primera derrota del Real Madrid esta temporada se había consumado.

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