Athletic Club: La exitosa transformación de Mikel San José

«Yo soy un pueblerino (risas), no tengo de eso y no me entero mucho». En noviembre de 2011, dos años después de regresar al Athletic Club, Mikel San José se refería de esta forma al uso que muchos de sus compañeros comenzaban a dar a Twitter. Hoy, la cuenta del navarro en esta red social, abierta el 9 de noviembre de 2015, cuenta ya con más de 150 tweets y una legión de seguidores que supera los 10.000.

Esta transformación no es la única que ha sufrido el futbolista en los últimos tiempos. Una mucho más importante y llamativa ha tenido lugar sobre el terreno de juego. Allí, el de Villaba ha dejado de ser un central algo irregular y muy perjudicado por su falta de velocidad, para convertirse en un mediocentro de primer nivel, en uno de esos pocos jugadores con tanta capacidad para robar balones como para enviarlos con acierto a zonas de peligro.

Aunque ya había realizado algunas incursiones en anteriores cursos no ha sido hasta la presente temporada cuando Ernesto Valverde ha decidido empujarle definitivamente hasta la parcela ancha. El técnico extremeño necesitaba un centrocampista con capacidad para cubrir las espaldas a Beñat y confió esa labor a un futbolista que necesitaba justamente eso, el respaldo definitivo de un entrenador que no le marease con cambios de posición ni le pidiese tareas para las que no estaba capacitado.

Un nuevo rol, un nuevo San José

En la zona de medios, Sanjo ha mantenido su mejor virtud, la tranquilidad para manejar el balón, y ha logrado dar rienda suelta a otras que parecían escondidas bajo sus interminables espaldas. Ahora, el ex del Liverpool también destaca por su capacidad para abarcar grandes cantidades de terreno, su poderosísimo juego aéreo, su facilidad para robar balones y una cada vez mayor claridad para distribuir el balón.

Por si fuera poco, en este tiempo, su carácter dentro del campo también ha mutado. Del San José tendente a la dispersión no queda ni rastro, ahora predomina un futbolista valiente que no duda en incrustarse entre los centrales para dar salida al balón, avanzar metros con su poderosa zancada para presentarse en la frontal del área rival o batallar con cualquiera de los rivales que se cruce en su camino.

Algunos, quienes no ven más allá de la filigrana y el alarde, continúan levantando las cejas al ver su nombre en las convocatorias de Vicente del Bosque. Otros, los que entienden que el fútbol también necesita pausa, criterio, compromiso y las dosis justas de agresividad, se congratulan por verle en el lugar que sin duda se merece y al que ha llegado tras un largo y valioso proceso de cambio.