Liga de Campeones | Van Dijk arruina otra gran noche de Marcos Llorente

Recuperaba sensaciones el Atlético de Madrid con ese triunfo ante el Villarreal del sábado pero este miércoles tenía un auténtico hueso enfrente con esa visita al Liverpool para abrir la Liga de Campeones. Los de Diego Simeone visitaban uno de los estadios más complicados del planeta ahora mismo, aunque con el recuerdo de 2020 cuando demostraron que no hay gestas imposibles. Esta noche el contexto era diferente pero los reds empezaron igual que en aquella noche. Saliendo con un gran ritmo.

El equipo de Arne Slot todavía debe ensamblar a algunas de sus figuras pero desde el primer momento demostraron mantener su gran pegada. Presión alta asfixiante y acoso en el área de Jan Oblak, de manera que Mohammed Salah en el 4', en una falta lanzada por bajo, encontraba a Andy Robertson que ponía el tacón para adelantar a los locales. Y apenas dos minutos después era el egipcio quien, a pase de Ryan Gravenberch, se internaba en el área para hacer el segundo y decretar el estado de euforia en Anfield.

Los colchoneros quedaban a priori noqueados por ese gran inicio de partido de los ingleses, que ganaban cada disputa como si se tratara de un encuentro de semifinales. Acusando sin duda las bajas y la falta de referencia de un delantero puro en ataque. Porque Antoine Griezmann o Giacomo Raspadori apenas acertaban a generar algo de peligro. Aunque los rojiblancos tampoco desesperaron, juntaron filas y aprovecharon el hecho de que los ingleses dieron un paso atrás, buscando contrataques, para calmar el juego.

Eso, unido a la falta de adaptación clara de jugadores como Alexander Isak o Florian Wirtz, hizo que los madrileños pudieran mantenerse en el encuentro. No obstante, los locales apretaron en el tramo final de la primera mitad y a punto estuvieron de anotar por medio de Jeremie Frimpong. Así que, cuando estaban contra las cuerdas los locales, Marcos Llorente aparecía como hace un lustro para, en uno de los pocos acercamientos visitantes, marcar un tanto esperanzador que avivava de nuevo las opciones colchoneras de sacar hoy un buen resultado.

El fútbol no lo entiende nadie

Ese tanto en al recta final lo cambiaba todo. Desde luego el ánimo de los colchoneros claramente, con Diego Simeone intentando cambiar fichas para sorprender de nuevo al Liverpool. Que, renunciando a mantener una continuidad mayor de la pelota, fiaba sus opciones a su contundencia defensiva y su gran pegada en ataque. Especialmente buscando los espacios, pero ni Florian Wirtz. Salah o un Hugo Ekitike que entraba por un gris Alexander Isak, pudieron acertar en sus acometidas.

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El resultado por un lado y por otro los cambios del Atlético de Madrid, mantuvieron el encuentro vivo. Buscaron los visitantes ese empate con ahínco pero la ausencia de sus grandes estrellas les penalizaba sin duda en los metros finales. Sin embargo controlaban el tiempo del partido y desde luego incomodaron mucho a los ingleses que no pudieron imponer su alto ritmo en ningún momento. Ni tampoco sentenciar en esos contrataques veloces que quedaron desbaratados. Así, el duelo se encaminaba a un final incierto que nadie podría prever tras los primeros instantes de juego y aquel ya olvidado vendaval británico.

Y en ese momento, tras un saque de banda de Javi Galán y un par de rebotes, Marcos Llorente aparecía de nuevo como salvador para, con una volea mordida, anotar el empate en Anfield y volver a silenciar uno de los grandes templos del fútbol como en 2020. Una diana milagrosa y decisiva del jugador español, tan intermitente como decisivo en escenarios de primer nivel, como el de esta noche que sin duda alguna ya es fetiche para él. Los madrileños acariciaban el empate y trataban de mantenerlo, pero de nuevo un error en el tramo final del choque era letal. Virgil Van Dijk, con un remate poderoso, anulaba de golpe las esperanzas visitantes y arruinaba la gran noche de Llorente, para asegurar los tres puntos a los reds y dejar al Atlético de Madrid con la miel en los labios.

Así está la clasificación de la Liga de Campeones.